Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Las alforjas de la estiba

La reforma de la estiba y los 20 millones destinados a la Algeciras-Bobadilla han dado munición gratis a la oposición

La aprobación el pasado viernes por el Consejo de Ministros de un nuevo decreto-ley para la liberalización de la estiba ha sido un paso importante, encaminado a poner fin al estado de zozobra en el que se encuentra el sector desde hace meses. En concreto, desde que el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, inició con escasa fortuna y como elefante en cacharrería su proceso de reforma, sin lograr el acuerdo con los agentes sociales ni con el resto de partidos.

El Congreso de los Diputados tumbó en marzo por vez primera en la historia parlamentaria española un primer decreto-ley, lo que ha obligado al ministro a volver ahora sobre sus pasos con una propuesta reformada. Eso sí, después de propiciar una crisis que ha puesto patas arriba los puertos españoles, del adiós de muchos barcos que han buscado nuevas rutas para recalar en muelles más estables, de pérdidas millonarias -solo la naviera Maersk cifra la suyas en 12 millones de euros- y de haber plantado y regado la semilla de un conflicto laboral aún no desactivado cuyas consecuencias serían desastrosas: nunca está de más subrayar que el 70% de las exportaciones y el 80% de las importaciones de nuestro país se realizan por vía marítima.

Quedan aún muchos cabos por atar. El Ejecutivo no solo está obligado a someter a la aprobación de la Cámara Baja el nuevo decreto-ley, sino a ratificar su cambio de posición con la aprobación de un decreto complementario. Este segundo texto será clave porque gracias a él se contemplará la posibilidad de subrogar los contratos laborales vigentes. Ese es al menos el compromiso, de tal forma que la liberalización del sector no señalará la puerta de salida a los trabajadores actuales ni franqueará la entrada a empresas con mano de obra barata y precaria.

Nadie pone en duda, empezando por los sindicatos, que la normativa española debe adaptarse sin dilación a las directivas europeas ya traspuestas al ordenamiento legal del resto de países de la UE. No se trata tanto de un problema de fondo como de formas. Al ministro, a quien hasta los suyos le reprochan entre dientes su bisoñez a la hora de afrontar un proceso que se le ha escapado de las manos, debe entender que para este viaje no hacía falta cargar con alforjas tan pesadas y que el diálogo social -como bien sabe todo aquel curtido en esas tareas- requiere de tesón y culo de hierro para aguantar sentado las largas horas de reuniones.

El PP de la comarca y, especialmente, el algecireño, no necesita buscar adversarios fuera de sus filas. La reforma de la estiba y los 20 millones de euros de la Algeciras-Bobadilla han dado munición gratis a la oposición. Un ejemplo más: la subrogación laboral de los estibadores seguirá sin estar garantizada cuando el próximo jueves sea votado el nuevo decreto-ley en el Congreso, el mismo día de la manifestación convocada por los sindicatos. Eso es tino.

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