Campo chico

Alberto Pérez De Vargas Alpedeva@bio.ucm.es

El alcalde y la portada

ACOJONANTES eran las declaraciones del alcalde de Algeciras, Tomás Herrera, recogidas el pasado jueves por este periódico. El titular era para que a uno se le encogiera el alma. En medio de la interminable ristra de despropósitos y torpezas que jalonan las actuaciones del Gobierno de España y de sus palmeros de San Telmo en esto del New Flame y en tantas otras cosas, al alcalde de la ciudad más afectada por la manifiesta ineptitud de sus coleguillas y mayores se le ocurre decir que "el PP está dañando la imagen de la ciudad". Siempre he creído que Herrera está en el PSOE como habría estado en cualquier otra parte si las circunstancias le hubieran apuntado una dirección alternativa, pero si bien anda desorientado en lo ideológico, aprende con sorprendente rapidez la jerga, las poses y las vaciedades de su entorno. Con la que está cayendo y no se le ocurre otra cosa. Que Dios nos depare un mejor futuro y a él la ocasión de crecer en inteligencia y saberes. Dado que ni siquiera yendo al Rinconcillo, se entera de lo que está pasado debiera, cuando menos, leerse los periódicos.

Yo me quedé el otro día con la letra y con la música de la portada del diario El País que ya empezaba a advertir de lo que cada vez resulta más notorio, la aproximación al fiel de la balanza del peso que soportan los platillos políticos en liza y el interés del PSOE y de sus voceros por levantar el voto marginal, siempre de izquierdas. En la portada de El País de la última edición del domingo 10, a cuatro columnas, se daba a conocer el resultado de un sondeo encargado por el propio periódico: "El 56% de los encuestados apoya obligar a los inmigrantes a "respetar las costumbres españolas"". Y en el cuerpo de la crónica: "el 84% aprueba ese "contrato de integración"". A modo de subtítulo: "El PP recorta distancias al situarse a 2,9 puntos del PSOE". Los expertos saben que por debajo del 3%, las diferencias no son significativas porque pueden deberse a las oscilaciones aleatorias que hay que tener en cuenta en toda investigación sobre la incertidumbre. De modo que estábamos ya ante un empate técnico. Los sondeos son fiables si están bien hechos pero cuando esos sondeos los hace una empresa mercantil a la que una institución le paga para hacerlo, siempre adereza las conclusiones con una miajita de aceite y un poquito de azafrán para que el cliente que paga las digiera con gusto y no piense en otras cocinas. Más abajo, a tres columnas, un nuevo titular del mismo tamaño: "Zapatero tiene una bomba de relojería bajo sus pies". Es una frase de doble sentido que con tipos mucho más pequeños y tenues alude a las conversaciones con ETA pero que muy bien podría extenderse a otras interpretaciones. Hasta pudiera ser un consejo sabio. A micrófono cerrado, como el de Iñaki Gabilondo.

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