Tentación y duda del PSOE

Existe la tentación de potenciar a Pedro Sánchez para evitar un PSOE con opciones de volver a gobernar

Los debates entre candidatos de un partido sirven para poco. Si acaso para convencer a los que ya lo están. En unas primarias hay menos indecisos que en unas elecciones generales. Para el PSOE, la gran duda es elegir entre un modelo que atraiga a lo que queda de la clase media y otro que la espante. Y entre recuperar votos de izquierda siendo más izquierdistas que nadie o por la vía del voto útil, que es como mejor les ha funcionado. No hay nada nuevo ni original. Pedro Sánchez es como volver al frente populismo de Largo Caballero, al PSOE de 1936. Y Susana Díaz es como volver a los muchachos de Suresnes de 1974, aunque ella no tiene el tirón de Felipe, ni la España de hoy es la de entonces.

Las encuestas publicadas en algunos medios de comunicación (afines al PP y a Ciudadanos) concluyen que el PSOE conseguiría mejor resultado en unas elecciones con Pedro Sánchez que con Susana Díaz, pero yo estoy firmemente convencido de que sucedería lo contrario. Pedro Sánchez obtuvo los peores resultados del PSOE dos veces consecutivas. Susana Díaz gobierna actualmente en la comunidad autónoma más poblada de España. Con el apoyo de Ciudadanos, un partido de centro.

En el PP se plantea un dilema paradójico. Saben que a España le conviene que Susana Díaz sea la nueva lideresa del PSOE, para que el país no gire hacia un populismo peligroso y demagógico. Pero al PP, como partido, le interesa que gane Pedro Sánchez. No le quitaría votos de centro. Sánchez tampoco sería una buena pareja política para Albert Rivera. Así que los electores moderados probablemente olvidarían el desgaste de los casos de corrupción, en beneficio de la utilidad. Además de que un triunfo de Sánchez sería letal para el PSOE andaluz. Una derrota de Susana facilitaría el cambio de la tortilla en el sur.

Igual que ciertos grupos afines al centro derecha potenciaron a los indignados y a Podemos (y les salió fatal esa jugada), existe la tentación de hacer lo mismo con Pedro Sánchez, para evitar un PSOE con opciones de volver a gobernar. Los socialistas están en una encrucijada existencial. Ahora no es tan sencillo aglutinar el voto obrero español y el de la clase media, como en los tiempos en que los obreros pasaron a ser clase media. Ahora aún se sufre la secuela de la crisis, que le dio alas al populismo. ¿Vamos hacia un país más próspero y moderno? Eso también influye en el concepto del PSOE necesario. Deberían mirar hacia el futuro sin olvidar las enseñanzas del pasado.

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