La otra mirada

Jose Luis Tobalina

Televisión

DE lo acontecido en las últimas horas con la selección española (¡vaya alegría nos ha dado!) hay algo que me ha llamado poderosamente la atención. Se trata de un dato sobre la audiencia que tuvo el partido: nueve de cada diez personas que estaba frente al televisor siguieron el encuentro. Una cifra de las que hacen historia de la televisión y que sirve de barómetro sobre el interés inusitado que ha despertado la "roja" en nuestro país. Lo cierto es que el momento que vivimos el domingo por la noche merecía ese índice de audiencia, pero lo que realmente me me gustaría es saber qué estaba viendo esa décima persona que no estaba enchufada al partido. Haciendo un repaso a la parrilla del domingo, justo en la franja horaria del España-Alemania, y descartando los canales temáticos, lo único que aparece que puede hacerle sombra es la repetición de un capítulo de la serie Aída, sin duda una de las más exitosas de los últimos tiempos a pesar de la constante trasgresión de los más básicos cánones de respeto a determinados colectivos sociales, como ya han denunciado muchos en reiteradas ocasiones.

Y ya que estamos hablando de televisión y de series, hay algo que debería ser analizado. Resulta que Cuatro (y es un ejemplo, que hay muchos otros), ha estrenado en los últimos días tres series importantes a tenor del éxito que han tenido en otros lugares: Dexter, Californication y Weeds. La primera de ellas en prime time, es decir, en la mejor franja horaria de la noche. Las otras dos, que van seguidas una detrás de otra, a partir de las doce de la noche. No entiendo la razón pero no quiero pensar que haya sido por aquello de que a las diez de la noche hay todavía niños viendo la tele. Me explico. Californication va de un escritor pasado de rosca, bebedor, cínico y que no pierde ocasión de estar con una mujer en la cama desde que se separó de la suya. Es dura por lo explícito de sus imágenes y por los diálogos. Vale. Weeds va de una apacible ama de casa americana que tiene que sacar adelante a su familia y que para hacerlo y junto a unos amigos, incluido el alcalde del pequeño pueblo en el que vive, decide dedicarse al cultivo de marihuana para vender a pequeña escala. Vale. Acepto que quizá no sean para nada recomendables para los niños (que por otra parte ya están acostumbrados a ver de todo), pero no entiendo que puede hacer que Dexter se vea en una franja horaria a la que tienen acceso, ya que va de un forense que tiene un pequeño defecto: es un asesino despiadado, que corta en canal a sus víctimas cuando todavía están vivas. Lo cierto es que no es mal chaval el resto del tiempo, pero no por ello deja de ser despreciable, por mucho que sus víctimas sean a su vez delincuentes peligrosos a los que habría que aplicar todo el peso de la ley. Pero de ahí a tomarse la justicia por su mano…

Prefiero pensar que las razones para esos horarios son otras y no el que las series puedan herir la sensibilidad de los niños y los jóvenes, porque entonces hay muchos programadores de televisión que han perdido la cabeza (¿o lo hemos perdido todos?)

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