Susana y el duende

Los pasos adelante de Susana son como los de Aquiles, el de los pies ligeros, en la aporía de Zenón

En este mercadillo de congresos superpuestos que venimos comentando con la lengua fuera, tratando de seguirle el ritmo a la actualidad, hoy toca el turno al latente del PSOE. Susana Díaz ha avanzado hacia el liderazgo con una demostración de fuerza institucional, aclamada en Madrid por más de 1000 alcaldes. Sin embargo, los pasos adelante de Susana son como los de Aquiles, el de los pies ligeros, en la aporía de Zenón: eternamente divisibles por sí mismos, de modo que nunca jamás alcanza a la tortuga de su liderazgo.

"Invéntate otros juegos, vida mía", están diciéndole cada vez más partidarios y politólogos con el endecasílabo de Luis Alberto de Cuenca. Cunde el cansancio por este continuo paso adelante inmóvil. Díaz es la némesis de Rajoy: él no se mueve y todo gira alrededor; Susana no para quieta y nada cambia. Yo me sumaría al coro de los que piden una decisión terminante. Pero no me termino de decidir porque reconozco en mi interior un pequeño duende maligno que sabe que va a disfrutar pecaminosamente del espectáculo.

Porque la fiesta de los enredos comenzará cuando Susana Díaz gane la batalla interna. Ésa, con el aparato al aparato, la tiene en el bolsillo. Entonces mi duende malévolo se recreará en el chasco colosal de los que han puesto enormes esperanzas en Susana Díaz, por el contraste con Pedro Sánchez y por la pereza de no ver lo que hace en Andalucía ni sus debates con Juanma Moreno. Luego, vendrá el tropezón electoral de la que presume de ganadora. Dime de qué presumes... Ni la situación andaluza es extrapolable al resto de España ni los sectores más izquierdistas, más jóvenes y más urbanos del voto socialista van a olvidar así como así la defenestración de Sánchez. Susana tiene en su haber el sentido de Estado y un patriotismo español que todavía mueve los corazones a pesar de tantos años de irrisión. Pero ambas cosas, que nos la hacen tan simpática, no tendrán demasiado recorrido electoral por sí solas, teniendo en cuenta que Ciudadanos y el PP enarbolan también esas banderas.

Como no tiene un pelo de tonta, todas sus hesitaciones responden a que comparte, en el fondo, el diagnóstico aquí expuesto. Tiene fácil las primarias, y por eso mismo puede especular, y tiene muy negro lo que sigue. La diferencia es que, donde yo reprimo a un duende travieso que está deseando verlo, Susana tiene que tener un ratón insomne que le roe los ánimos sin descanso.

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