¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Sólo papagayos

El 'procés' no sólo ha acabado con el prestigio de los catalanes, sino que también va a liquidar el que le quedaba a la Universidad

Ninguna bestia de ninguna manera vide, salvo papagayos en esta isla". La frase la escribió Colón en sus diarios y ahora nos sale al paso mientras nos intentamos refugiar de la tabarra catalana leyendo Mitos y utopías del descubrimiento, el monumental ensayo de Juan Gil recuperado por la esforzada tropa de la editorial Athenaica. El almirante estaba desconcertado. ¿Por qué no veía ninguno de esos grandes animales que se suponía que poblaban Asia, el continente al que creía que había arribado? En un claro ejemplo de la confusión entre la realidad y el deseo, el navegante genovés exageraba cualquier indicio que confirmara sus tesis geográficas y que le permitiese, asimismo, convencer a la Corona de Castilla de que el dinero que habían invertido en su expedición había merecido la pena. Pero la realidad se imponía tozuda. "Sólo papagayos", o como mucho algún que otro lagarto, componían el escaso bestiario antillano, escribía desolado.

El procés ha dejado al descubierto una España similar a la decepcionante realidad caribeña que conoció Colón. Demasiado papagayo en su espacio aéreo. Hablamos de algunas egregias cabezas cuyos sueldos pagamos con nuestros impuestos y cuyas ínfulas superan al más bravucón de los lasquenetes. Si algo ha demostrado el conflicto catalán y las tensiones que ha desatado en el conjunto de la nación es que la mediocridad sectaria ha encontrado un cálido refugio en las aulas universitarias. Lo mismo escuchamos en la radio a un profesor de Historia ensalzar como gran logro de la humanidad la Revolución de Octubre, que leemos en un periódico a un catedrático de Derecho tildando de golpista al Tribunal Constitucional. Así, sin una triste botella de whisky a mano con la que amortiguar el golpe. La antaño prestigiosa izquierda intelectual universitaria se ha convertido en una parodia de sí misma y vuelve a reivindicar el genocidio comunista sin ningún tipo de complejo o argumenta sin sonrojo que la España actual sigue manejada desde ultratumba por un general que murió hace cuarenta años. ¿Qué fue del antiguo rigor metodológico del que presumían los docentes marxianos? ¿Qué de la mesura, del gusto por el argumento fino y bien hilado, de los viejos profesores? Ubi sunt? El procés no sólo ha acabado, como defienden algunos colegas, con el prestigio de los catalanes, sino que, al paso que vamos, va a finiquitar también el que aún le quedaba a la Universidad española.

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