RECUERDO una serie televisiva, creo que las de blanco y negro y en TVE, que se llamaba Misión imposible y que trataba de eso, de misiones encargadas a un equipo de expertos policías o investigadores que entrañaban una seria dificultad para ser solucionadas. Tan seria, en esos casos, que siempre eran resueltas gracias a la pericia, valentía y profesionalidad de ese equipo. Como era asiduo a la serie, entre otras cosas porque poco había donde elegir, llegué a la conclusión con el paso de los años de que no había en verdad nada imposible. Para colmo y con el paso del tiempo la misma televisión, aunque ahora en un ámbito mucho más plural, nos ofrece periódicamente una serie de reportajes titulados Al filo de lo imposible. Para aquellos que desconozcan los argumentos de sus programas, se tratan de aventuras de gran riesgo que son abordadas por un equipo de televisión con grandes deportistas y aventureros. Bajar simas profundas, subir a las montañas más altas, recorrer estepas heladas, eternos desiertos etcétera, lo que se imaginen. Lo mejor, es que esos retos imposibles también son superados en la mayoría de los casos.

Todo esto de lo imposible viene a cuento por la primera impresión que tuve al leer la cruzada que desde el gobierno algecireño se está llevando a cabo contra las construcciones ilegales. La suma de denuncias a la Fiscalía por obras irregulares en La Chorrosquina, Algamasilla o Pelayo, por ejemplo, deriva de una simple cuestión del deber de los representantes municipales de ordenar la vida de los ciudadanos, impidiendo que algunos actúan a su libre albedrío, saltándose a la torera las mínimas normas de convivencia.

Hace algunos meses y desde este mismo balcón mostré mis dudas sobre la capacidad del responsable de Urbanismo, Sánchez Rull y de sus compañeros de llevar a efecto ese ordenamiento con eficacia y la mano dura y sin contemplaciones que exige un reto tan difícil como el que se trata. La respuesta a los requerimientos de la Fiscalía de Cádiz de una mayor implicación municipal en la persecución de este tipo de delitos está resultando efectiva y la misma servirá para que el caos urbanístico que se sembró y alimentó desde corporaciones anteriores desaparezca un poco.

Como en aquellas series policiacas o en estas aventuras naturales donde lo imposible se hace posible, espero y deseo que el desánimo y el sentido de las responsabilidad no merme en ningún caso a aquellos que tienen la obligación de velar por el sostén y el mantenimiento de las riquezas ambientales que, a la postre, nos pertenecen a todos.

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