El mástil

José / Villalba / Josevillalba@inicia.es

Renovación

LOS recientes resultados electorales han dejado las cunetas políticas cuajadas de cuerpos exangües. El nuevo fracaso de Rajoy arrastra aguas turbias por los pasillos del PP; con una curiosa particularidad: mientras todo apunta al sesgo cada vez más derechista del partido como causa del declive, son precisamente los responsables de esa radicalización los primeros en sacar los pies del plato: unos, como Esperanza Aguirre, socavando por lo bajinis el liderazgo de Rajoy; otros, como Zaplana, a portazo limpio; queda por ver si lo imita Acebes, otra de las patas del andamiaje aznarista que tanta erosión ha provocado en la credibilidad de su grupo. Lo de Izquierda Unida, perversidades del sistema electoral aparte, también se veía venir: crisis de liderazgo, difícil convivencia de sensibilidades contradictorias, dialéctica ruda, fijaciones obsoletas, y otras debilidades menores, constituyen un pasaporte seguro hacia el descalabro, por más que esa formación conserve en su programa meritorios objetivos improbables en otras siglas. A nivel autonómico, el deceso andalucista tampoco ha sorprendido. Venían desangrándose, bandazo a bandazo, a través de una crisis de identidad que no han sabido contener con ningún vendaje desde que Rojas Marcos pisoteó la brújula, hasta precipitarse al fondo de una tumba que ellos mismos han cavado con primorosa perseverancia. Ojalá semejante cúmulo de fracasos a diestra y siniestra, y las convulsiones provocadas entre los damnificados, acabe promoviendo una renovación ética, ideológica y personal que dignifique en profundidad a una clase política tan rechazable, en líneas generales, como la actual.

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