NO cabe duda de que las relaciones exteriores de España no son las mejores de los últimos treinta años. La política exterior desarrollada en esta legislatura ha echado abajo en cierta medida una parte de la obra construida en otros momentos. Ahora es difícil disfrutar de la situación que nos corresponde en el desarrollo de la comunidad internacional.

Desde luego, el contexto internacional cambia y las estructuras mundiales no son homogéneas ni estables. Por eso, la política exterior española debe permitirnos estar presentes en los foros en los que se habla sobre los temas que de verdad despiertan gran interés.

Hoy preocupan las dificultades económicas. Sin embargo, España no ha sido invitada a la reciente reunión de los principales líderes de la Unión Europea, que han buscado la mejor manera de responder a la crisis global de los mercados financieros. Gordon Brown, Sarkozy, Ángela Merkel, Prodi y el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se han reunido en Londres para analizar los efectos de las hipotecas "basura" de los Estados Unidos en las economías mundiales, teniendo en cuenta, además, la posible recesión económica del gigante norteamericano y el crac bursátil. El impulsor del encuentro fue el británico Gordon Brown. A Zapatero lo abandonaron los líderes europeos en plena precampaña electoral. A España la han dejado en la estacada. Eso sí, la exclusión del Presidente del Gobierno español parece que ha molestado en la Moncloa. Así son las cosas. Será difícil enderezar la política exterior española.