Regeneración en marcha

Se ha salido, pues, a flote (hay que confiar en ello), mejor que en 1898 y esperemos que con menos secuelas

Hay muchas voluntades volcadas en convencernos de que ha pasado lo peor. Pero aún hay más, pretenden también que volvamos a ilusionarnos con la idea y la situación de España. Como si el posible fin de las sucesivas crisis (la del País Vasco, la económica, la de Cataluña) hubiera roto las amarras de un pesimismo largo tiempo arrastrado. Dicen estas voces que si el país ha aguantado, sin grandes desgarramientos, estas tres últimas acometidas, habría que recuperar el orgullo perdido y pensar que España, como cualquier país normal, tiene conflictos pero también medios para controlarlos. El triste espectáculo de unos adversarios convertidos en furibundos enemigos, no ha perdurado. El caos y el malestar general que algunos vaticinaban endémico, poco a poco se disipa. Se ha salido, pues, a flote (hay que confiar en ello), mejor que en 1898 y esperemos que con menos secuelas. Porque ni se han perdido colonias, ni se han hundido barcos, ni se ha hipotecado la honra. Pero, sobre todo, los nuevos noventayochistas en lugar de dejarse llevar por el desánimo, aprovechan la ocasión para reclamar la regeneración inmediata que el país necesita y aguarda. Precisamente con las mismas armas que sus predecesores: crear un nuevo estado de opinión pública gracias a la prensa y los libros. Y su esfuerzo está calando. Empezó, hace años, con un título que interpretaba la construcción de la idea de patria como un "doloroso" trayecto. Siguieron otros que abundaban en la visión de una España "vacía" y "estancada", abriéndose una sólida senda de publicaciones, en la que se ha circulado de la autocrítica inicial a la "defensa" y al estímulo reflexivo. Cada día, las librerías nos sorprenden con otra aportación. Los mejores nombres han acudido a la cita. Por una vez ha surgido una burbuja, esta vez benéfica, que la demanda de los lectores debería hacer explotar, inundando bibliotecas y casas. La moda del libro sobre España es una buena noticia, porque, además, predominan los títulos complementarios. Apúntense y léanlos, la clarividencia de tantos estudiosos y escritores -los modernos regeneracionistas en marcha- merece la mayor atención. Quieren rescatar la ilusión de hablar, criticar y discutir sobre España como una cuestión palpitante, sin que haya que avergonzarse por ello. Por otro lado, ese fermento intelectual se lleva a cabo, como era de esperar, al margen de los políticos profesionales, de uno u otro signo. Entre ellos, muchos han declarado que quisieran tener ideas, como el presidente Macron, pero se les debe recordar que éste lee y escribe y eso se nota.

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