I magino que sucederá en todos los negocios, pero con el paso del tiempo he descubierto que te hacen más viejo los que se marchan que los que llegan por detrás apretando. Estos más bien rejuvenecen. En casi dos décadas en esta casa he visto llegar y macharse a muchos que agrandaron mi vida y a otros cuantos a los que hubiese estado encantado de no conocer. Es ley de vida. Supongo que a muchos les sucedió lo mismo conmigo. En el primero de esos capítulos y en un apartado muy especial incluyo a una que -confío en que sólo de momento- abandona este lado de la trinchera. Tanto en lo personal como en lo profesional es de esas gentes cuyo número siempre quieres tener en tu agenda. Para mí que fue ayer cuando me pasaba por Palmones a recogerla porque era casi una niña. A mí me lo sigue pareciendo, pero ahora tiene descendencia y otras legítimas apetencias profesionales. Mucha suerte Yoli. Y perdona, pero es que no sabía de qué escribir.