hoja de ruta

Ignacio Martínez

Primas de riesgo

LA nueva Constitución es cosa de dos. La parte mala es que no se cuenta con los demás. La parte buena es que por fin se ponen de acuerdo en algo PSOE y PP. Nunca desde las elecciones de 1977 han tenido tantos diputados en el Congreso los dos grandes partidos como en esta legislatura. Ocupan entre socialistas y populares 323 asientos de los 350 de la Cámara. Un 92,28%. Pero sólo les votó el 61,11% del censo. Sobre el papel de los nueve millones de electores que se abstuvieron en 2008, hay quien opina que el número de escaños de un parlamento debe acortarse en el mismo porcentaje de la abstención. Aplicado a este caso, el 26% de ciudadanos que no acudió a las urnas le habría restado al Congreso 91 diputados. Y hay, por el contrario, varios países europeos en los que votar es obligatorio por ley.

En todo caso, PP y PSOE obtuvieron el 84,2% de los votos a partidos en 2008, pero consiguieron ocho puntos más de representación. Es la prima que les da el sistema. Una ventaja sobre los demás en aras de la gobernabilidad. Pero si en vez de colaborar se dedican a hacerse la vida imposible, como en estas dos legislaturas, entonces el plus se convierte en una prima de riesgo más insostenible que nuestro diferencial sobre el bono alemán a diez años.

Este país necesita la íntima cooperación entre los dos grandes partidos. Y más ahora que hay que hacer recortes dolorosos en las cuentas públicas. Hay que eliminar instituciones, como las diputaciones y por qué no el Senado, que no aporta nada en su actual función. Hay que reducir empresas públicas como las televisiones autonómicas, mastodónticas estructuras creadas para mayor gloria de los gobiernos respectivos... Cada cual tendrá su propia lista de prioridades, pero sobre el método hay precedentes: en Alemania hubo una gran coalición de 2005 a 2009 que aquí es impensable.

Primar a dos grandes sobre los demás es una tradición nacional. El Barcelona y el Real Madrid se quedan con 140 millones de euros de los derechos de televisión cada año. Cualquiera de los dos ingresa el triple que los cuatro clubes andaluces de Primera División juntos. Así fomentamos la máxima rivalidad y conseguimos la peor relación. Va a ser que nos atraen las primas de riesgo.

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