El mástil

José / Villalba / Josevillalba@inicia.es

Petardos

LA Policía Local de La Línea ha requisado recientemente más de ocho mil petardos en comercios y quioscos de la localidad. El uso cada vez más irresponsable que algunos hacen de este tipo de material detonante aconseja actuar así. Téngase en cuenta que, al margen de la peligrosidad que encierra su manipulación convencional, hasta los más inocentes petardos de toda la vida, dispuestos en las condiciones precisas, pueden multiplicar notablemente sus efectos. Y nunca faltan los aprendices de dinamitero ansiosos por sobresalir esparciendo su impronta. Por otra parte, lo que se pone a la venta no siempre son pequeños petardos. En cuanto se baja la guardia, aparece el despropósito y hasta el más apacible de los quiosqueros puede acabar proveyendo a los chicos de auténticas bombas. Es evidente que, de no estarse produciendo excesos, no sería necesaria tanta rigidez. Pero, si pienso también en el derecho al descanso de enfermos y trabajadores, con más ahínco aplaudo estas actuaciones policiales. Ya sé que no se erradicará totalmente el problema, que algunos petardos continuarán sonando aquí y allá durante estos días, y que, sobre todo la noche de fin de año, no habrá quien contenga los estampidos. Eso está dentro de lo normal. Pero habremos atenuado notablemente algunas consecuencias. Felicito a la Policía Local de La Línea, y a la de otras localidades de la comarca alineadas bajo idéntico afán; como la de Algeciras, que hace unos días retiró tres mil petardos de un solo quiosco. Todo sería más cómodo si algunos comerciantes no desoyeran tan alegremente las normas, incluso las que dicta el sentido común.

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