Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Montoro sale al rescate

¿Acaso fue mejor la situación legada a los alcaldes de La Línea, Tarifa o Los Barrios por sus penosos antecesores?

Catorce ayuntamientos y diputaciones de España han recibido el tercer y definitivo aviso de clarines del Ministerio de Hacienda por su reiterado retraso a la hora de hacer frente a sus deudas con los proveedores: o presentan de una vez un plan de pago creíble o sus ingresos serán retenidos. Y será la comunidad autónoma la que diseñe e imponga el proyecto financiero para ejecutar dicha operación. El Consistorio de Algeciras es uno de los integrantes de esa lista negra, condición que se ha ganado a pulso en los últimos años a base acumular demoras, hasta 380 días de promedio. Y aunque siempre hay quienes tienen la fortuna de cobrar las facturas antes que el resto, la deuda con los proveedores municipales asciende nada menos que a 35 millones de euros, sumada a los 160 que mantiene con los bancos. En total, 16 millones de euros más que hace dos años.

Cierto es que los ajustes de los últimos años para contener el déficit de las administraciones públicas se hicieron sin evaluar de forma previa el coste de las competencias que presta cada una de ellas y que, inexplicablemente, pese a que se habla de mejorar la financiación autonómica, nadie ha planteado un debate para hacer lo mismo con la financiación de las corporaciones locales. Pero ahí se acaban las excusas válidas por parte del equipo de Landaluce, empeñado en manosear una y otra vez el argumento de la herencia recibida del anterior gobierno local. ¿Acaso fue mejor la situación de tesorería legada por sus penosos antecesores a los alcaldes de La Línea (solo 18 días de plazo medio de pago), Tarifa (37) o Los Barrios (148)? Algeciras ha tardado y mucho en tomar medidas para atender sus obligaciones con empresas que, en muchos casos, se han visto y ven con el agua al cuello por culpa de su Ayuntamiento. Para más inri, la liquidación del presupuesto municipal del año pasado demuestra que su ejecución fue solo de un 70%, porcentaje que en el caso de las inversiones (25 millones de euros previstos) se redujo a un insignificante 4,6%.

El fuego amigo del ministro Montoro ha puesto al descubierto la situación, aunque simultáneamente ha lanzado un salvavidas al gobierno local con un tercer plan de pago a proveedores (ya los hubo en 2012 y 2013) que convertirá la deuda con estos en deuda bancaria, a un interés preferente con el ICO. Gracias a él, los acreedores podrán al fin hacer efectivas sus deudas y Landaluce respirar algo más desahogadamente en el jalón final de su segundo mandato. En su tentativa de revalidar la Alcaldía le ayudarán las obras pendientes del Puerto en el paseo de La Marina, las inversiones de la Diputación -tal cual ha pasado con la fuente de la Plaza Alta- y la cooperación inestimable de unos adversarios políticos que, salvo excepciones, parecen ausentes.

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