Si hay algo que debería considerarse necesario para adquirir una saludable serenidad es la meditación, ya que la mayor parte del estrés que padecemos no es debido a situaciones reales. Con esta práctica no transformaremos el mundo exterior pero sí el interior y ya hay sectores de la medicina que reconocen su impacto en la salud física y mental. Podríamos decir que la meditación es un estado interior de sosiego y atención plena; y aunque parezca sencillo, en la práctica no lo es en absoluto.

Se suele creer que meditar bien es parar la mente y eso es imposible, "es como creer que para que el mar sea más perfecto habría que parar las olas. La naturaleza del mar es tener olas, igual que la naturaleza de la mente es tener pensamientos". Meditar no es luchar contra la mente y sus pensamientos sino tratar de tener plena atención sin ponerle resistencia a nada. Cuanta más lucha, más pensamientos y más distorsión.

Otra idea que se debería modificar sobre esta sanadora técnica es que creemos que vamos a despegar hacia otra dimensión pero para lo que realmente se realiza es para aterrizar. Aterrizar en un aquí y en un ahora que tantas veces la prisa y el agobio no nos deja vivir. Sólo cuando somos capaces de pararnos descubrimos a qué velocidad íbamos.

Algo importante a tener en cuenta para empezar a practicar la meditación, la cual te recomiendo, es la postura: la quietud, la inmovilidad. La postura será la respuesta a este ajetreado mundo en el que vivimos, es una forma de pararlo para encontrar otro ritmo de vida más propio e íntimo. Encontrar un pequeño tiempo de vida en medio de la inmensidad del tiempo. Hay un maestro que dice: "Cuando nos sentamos sobre el cojín nos debemos sentar sobre la eternidad, o mejor dicho, sobre el olor que esa dimensión despierta en lo hondo de nosotros mismos, pues muchas veces la prepotencia del tiempo lineal nos aplasta. Por eso, el tiempo circular y eterno, aunque sea por breves momentos, nos rescata." Lo que edificamos con la postura es un templo y de la estabilidad de los cimientos dependerá la seguridad de todo el edificio.

Sería muy aconsejable que encontrases un momento para aterrizar aunque creas que todo esté por hacer, aunque cuando te pongas la mente no pare y aparezcan delante tuya todos los deseos y las resistencias a los deseos.

Simplemente, permítete estar… ser… y respira. La práctica hará el resto.

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