Estábamos en una de las reuniones preparatorias para elaborar un plan para la mejora de imagen del Campo de Gibraltar, contando con la mayoría de las fuerzas sociales de la comarca que eran conscientes de la injusticia informativa que se cometía con nosotros, a través, fundamentalmente, de los medios nacionales e internacionales. En ellos se presentaba nuestra realidad como una especie de territorio salvaje donde todo desmán era posible. Como las vacaciones eran inminentes, se decidió echar una pensada individual al tema y volver a reunirnos a la vuelta del verano. Lo hicimos así y mientras los demás no habíamos pasado de pergeñar en un folio unas cuantas ideas, Manuel Morón presentó un libro de más de cien páginas, elaborado por él durante su descanso. Era una verdadera hoja de ruta, donde estaban identificadas las necesidades y las posibles formas de satisfacerlas, de una manera exhaustiva. Todo el diseño de prospectiva nos lo dio prácticamente hecho. Así es la capacidad de trabajo del actual presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras.

Nuestro puerto ocupa el lugar de evidente privilegio, entre los puertos del mundo, gracias al trabajo de muchas personas, durante muchos años. Tengo para mí que sin embargo, dos personas han sido providenciales para ello. José Luis Estrada, director de las instalaciones entre 1991 y 1997, que sentó las bases para el desarrollo futuro, y Manuel Morón, que dirigió la transformación de puerto en súper-puerto y en la actualidad asegura su liderazgo con un crecimiento constante, basado en la innovación. Morón no es solamente un excelente ingeniero, como tiene acreditado, es además un hombre al que como Publio Terencio, nada humano le es ajeno. Ha tenido la habilidad de rodearse de un potente equipo de trabajo, al que manda con autoridad y afecto. Sabe capear las tormentas institucionales, tratando de defender los intereses bajo su responsabilidad, pero con sensibilidad social para el entorno. Hasta tuvo que soportar uno de los primeros escraches que hoy se han puesto tan de moda. Su norte es el diálogo para evitar los conflictos. Persona seria y formal, bajo el poblado bigote posee una sonrisa amable y afectuosa. Amante de la familia y la cultura, es un hombre al que puedes comprarle un coche de segunda mano, con toda confianza. Ahora parece que alguien, persona o partido, le intenta segar la hierba bajo los pies. Será por envidia, digo yo.

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