Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

La Justicia o la cinta de moebius

ANTE la puerta de los juzgados de Algeciras se manifestaba el pasado viernes un centenar de individuos al grito de "asesinos" y pancartas contra el servicio de Aduanas. Era su respuesta a la muerte de cuatro traficantes de hachís la noche anterior, tras colisionar su lancha planeadora con una patrullera que les perseguía en aguas del Estrecho. A unos metros de ellos, un grupo de policías y guardias civiles custodiaban el edificio, aguantando estoicamente los insultos dirigidos hacia sus compañeros mientras que, en el interior de las dependencias, jueces, fiscales y funcionarios trataban de seguir con su labor.

En las oficinas judiciales no queda una sola estantería libre. En algunas de las dependencias, el suelo ha sido tomado por los expedientes formando un circuito de karting donde se dibujan rectas, curvas y alguna salida de escapatoria. No hay meta, se trata más bien de un bucle sin arreglo, una cinta de Moebius sin principio ni fin, metáfora de la Justicia en España. La nueva fiscal Anticorrupción del Campo de Gibraltar -cuya entrevista pueden leer en páginas interiores- comparte despacho con cuatro colegas. Su ordenador es el mismo que cuando ganó su plaza hace diez años y, de los 18 fiscales en activo, tan solo el jefe de todos ellos dispone de teléfono móvil corporativo. Pasan las horas y fuera, en la calle, continúan los pitidos, aunque poco a poco se van desvaneciendo a la par que la improvisada doble fila de coches, alguno de ellos de lujo, y de alguna que otra furgoneta con la pintura aún reluciente.

Nunca reconoceremos lo suficiente el trabajo de quienes a diario se juegan el tipo para hacernos la vida más fácil y, sobre todo, más limpia y honesta. Podemos verlos vigilando el mar desde un helicóptero o una lancha, controlando las carreteras en una patrulla o atando los cabos de una investigación criminal en un despacho. Requieren de nuestro aliento cuando más lo necesitan. Va por ellos.

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