La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Independencia cobardona

El frente 'indepe' está más dividido que nunca, Puigdemont es un fantasma sin apoyos y la huelga general no existió

El 21 de octubre, ante la inminente aplicación del artículo 155 de la Constitución, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, hizo una declaración institucional comprometiéndose a no dar un paso atrás en la secesión de Cataluña proclamada en la cámara que lidera. El 9 de noviembre, con la Generalitat intervenida por el Estado represor y ante el Tribunal Supremo, ha dado no un paso, sino un salto atrás: acata la legalidad vigente y dice que la proclamación de la república catalana fue un acto puramente simbólico. La cárcel, que es muy mala.

Forcadell ha abierto una tercera vía en la reacción del estado mayor independentista a la contraofensiva de la democracia española. Puigdemont se acobardó tanto que huyó a Bélgica con varios consejeros, en un alarde de épica de cartón piedra que le ha convertido en el grotesco fantasma de Bruselas; Junqueras y otros consejeros dieron la cara, y en prisión provisional andan, sin que ni siquiera Amnistía Internacional lo considere preso político, y Forcadell se ha negado a sí misma hasta el deshonor para quedar en libertad bajo fianza. A la hora de la verdad se apagan los faroles.

Tres respuestas distintas a la Justicia española, y también distintas estrategias ante las elecciones del 21 de diciembre. El enloquecido Puigdemont, que ya sólo piensa en sí mismo, propone una lista electoral unitaria de los independentistas -encabezada por él, por supuesto-, que Junqueras descarta con una trampa de primero de EGB de política ("o vamos todos juntos o cada uno por su lado"), la CUP no acepta ni muerta diluirse en candidaturas con partidos burgueses y los de Ada Colau-Pablo Iglesias quieren ser la llave de la próxima legislatura, lo que requiere acudir en solitario a las urnas. Total, el frente secesionista afronta la nueva etapa más dividido que nunca, de modo que ya no tiene esa ventaja sobre el bloque constitucionalista.

En los otros dos campos de batalla del separatismo tampoco les va bien. En el ámbito internacional, Puigdemont está más solo que la una y sus escasos apoyos perjudican más que ayudan: flamencos xenófobos, Le Pen, populistas rusos y Pamela Anderson. Con estos amigos, ¿para qué necesita enemigos? Dentro de casa, las masas se desinflan. No ha habido huelga general, sino cortes de carreteras y trenes por adolescentes y niños (literalmente). Incluso aumentó el consumo de electricidad. La próxima huelga general aún será un fracaso mayor. Y los Jordis están presos desde hace veintidós días.

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