La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Hillary de Triana

Para el PSOE profundo Díaz es una Hillary trianera , (ya sé… pero ni Sevilla es Washington, ni Triana es Georgetown)

El PSOE profundo ha dado la victoria a Sánchez como la América profunda se la dio a Trump. Este ganó por ser un outsider que daba voz a los americanos cabreados con el establishment de Washington, representado por la impopular y pija Hillary Clinton. En su versión de izquierdas el populismo de Sánchez ha ganado por razones parecidas dentro de su partido. Susana Díaz representaba al establishment del PSOE socialdemócrata de centro izquierda refundado entre 1974 (Suresnes) y 1979 (congreso extraordinario). Este giro permitió al partido obtener su primera victoria en 1982 (10.127.392 votos). Después vinieron los 8.901.718 votos de 1986, los 8.115.568 de 1989, los 9.150.083 de 1993, los 9.425.678 de 1996 (primera vez que el PP le supera y -ojo- resultado histórico de IU con 21 escaños), el bajón a 7.918.752 votos de 2000 y las remontadas de Zapatero con los 11.026.163 votos de 2004 (resultado relacionable con los atentados del 11-M) y los 11.289.335 de 2008. A partir de ahí se sucederán el batacazo de Rubalcaba en 2011 con 7.003.511 votos y los sucesivos batacazos de Sánchez en diciembre de 2015 y junio de 2016 con 5.545.315 y 5.443.846 votos. Con él el PSOE tocó fondo.

Esta caída libre iniciada en 2011 provocó la cruenta crisis que culminó con la defenestración de Sánchez. Ahora los militantes quieren frenar la caída votando al mismo que por dos veces la hizo más profunda. Ellos sabrán. Tenían dos opciones que no podían ignorar la aparición de Podemos: reconquistar el electorado socialdemócrata de centro izquierda distanciándose de Podemos o girar a la izquierda populista para disputarle votos. Susana Díaz representaba lo primero cual Hillary trianera (ya sé, ya sé… pero ni España es Estados Unidos, ni Sevilla es Washington, ni Triana es Georgetown: cada cual da para lo que da) y Sánchez a un Trump guapo y de izquierdas que ha sabido capitalizar un idéntico rechazo cabreado del PSOE profundo al establishment. El domingo dejó claro que él representa el fin del PSOE de Suresnes con acento andaluz. El problema es que, por mucho que esa noche cantara La Internacional puño en alto, por la izquierda le puede ganar Podemos y por el centro izquierda puede seguir perdiendo votos si la experiencia del centenario partido no logra centrarlo. Ya veremos si la machada de Sánchez tira hacia García Márquez (crónica de una muerte anunciada) o hacia Churchill (de derrota en derrota hasta la victoria final).

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