Gibraltar, más cerca

El Gobierno de España tiene la sartén por el mango y el mango también

En la primera de las cuatro disertaciones programadas, el conocido periodista José María Carrascal, nos habló el viernes del laborioso proceso que, en relación con Gibraltar y durante buena parte de las décadas de los años cincuenta y sesenta, ocupó a la diplomacia española, conducida sabiamente por el ministro Castiella. Fue el embajador Piniés el realizador de aquel éxito que supuso la inclusión de Gibraltar entre las colonias que debían ser sometidas a descolonización. El corresponsal en Washington del diario El País, Francisco G. Basterra, calificó de "incombustible" a Piniés, destacando su "ejemplo de tenacidad y capacidad de supervivencia" (crónica fechada el 18.09.1985) con ocasión de su elección como presidente, a propuesta del grupo europeo, en la apertura de la cuadragésima Asamblea General de las Naciones Unidas.

Se trata de un seminario conducido por Pío Moa en el prestigioso Centro Riojano de Madrid. He tenido la oportunidad de conversar sobre el asunto con su presidente, Pedro López Arriba, ateneísta, hombre culto y buen orador, y hablé alguna vez con él de la organización de una conferencia de José Ignacio Landaluce; pero el tiempo del alcalde es muy escaso y aún no ha sido posible encontrar el día. Sería muy interesante escucharle y conversar con él, en campo abierto, de la situación y acercarnos al punto de vista del Gobierno de España, al que las circunstancias actuales le están poniendo en bandeja la oportunidad de recuperar un territorio que fue -paradojas de la Historia- tomado en nombre de un pretendiente a la corona española.

El relato de Carrascal, que fue corresponsal de ABC en las Naciones Unidas en tiempos de Castiella, sitúa en aquel momento político (v. "La batalla de Gibraltar", Actas 2012) el acontecer diplomático que puso a España en el camino para la recuperación de la colonia. Si aquel discurrir fue favorable a los intereses de España, el Brexit le permite ahora llevar el contencioso a un contexto en el que se pueda neutralizar los efectos de un desequilibrio social que no tiene solución alguna manteniendo el statu quo de la roca. El Gobierno de España tiene la sartén por el mango y el mango también, pero ha de saber sortear los numerosos intereses mezquinos acumulados desde la apertura de la verja, y neutralizar las voluntades diversas compradas en la cripta de Convent Place. España juega con ventaja, a ver si hay quiñones para asaltar esos torreones, como demandaría el voluntarioso don Mendo de Pedro Muñoz Seca.

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