Elecciones en Andalucía

El PSOE aspira a batir el récord de Francisco Franco (aunque con urnas, que es una diferencia importante)

Poco antes de las vacaciones de Navidad (en las vísperas del 21-D), la presidenta de la Junta, Susana Díaz, desmintió que piense adelantar las elecciones autonómicas en Andalucía. En los demás partidos casi nadie se lo ha creído, por lo que todos esperan que sean convocadas en los próximos meses, probablemente, en el último trimestre de 2018. En teoría, correspondería ir a las urnas para las autonómicas en marzo de 2019, dos meses antes de las municipales. Pero puede ocurrir que el próximo año organicen tal festín de elecciones que se terminen distorsionando los mensajes, para general perjuicio.

Anticipar las elecciones autonómicas al final de 2018 entra dentro de lo bastante razonable. Se supone que Susana las convocará en un momento bueno para ella (o menos malo), y esto guardaría alguna relación con el caso de los ERE, con Manuel Chaves y José Antonio Griñán según salgan del asunto, con la situación del país… Por otra parte, en Andalucía, el PSOE aspira a batir el récord de Francisco Franco (aunque con urnas, que es una diferencia importante, entre otras), y permanecer más de 40 años en el poder, lo que supone la mitad de la esperanza de vida de un español medio.

Para que Susana Díaz siga como presidenta debería ser la candidata más votada. En teoría, su principal rival es el PP, que ya fue el más votado en 2011, con Javier Arenas, pero sin mayoría absoluta. Si Juanma Moreno es el más votado tendría opciones, en el caso de que le cuadren las cuentas con Ciudadanos. El partido naranja es una incógnita. Algunos piensan que les iría mucho mejor con Inés Arrimadas de candidata en Andalucía, porque esta mujer jerezana (que aquí hubiera sido calificada de señorita) tendría bastantes posibilidades de ganar, y como candidata no admite la comparación con Juan Marín, que sigue pareciendo un concejal obediente de Sanlúcar de Barrameda, sin mayores aspiraciones.

Por ahí están los peligros para que Susana bata el récord. Por la izquierda, lo tiene más sencillo con ese dúo tan dispar, en el que Antonio Maíllo va de político eficiente, aunque incomprendido y maldito a lo romántico, mientras que Teresa Rodríguez va a lo que podemos ver, a que siempre parece enfadada con Susana, como si fueran dos antiguas amigas que ahora se odian en profundidad, y se dicen todo lo que no le aguantarían a un hombre.

Poniéndonos un minutito en la mentalidad de Susana, la tentación de adelantar las elecciones sería irresistible.

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