EL chatarrero es la persona dedicada a recoger y vender chatarra, desempeñando un gran papel de ecologista sin saberlo. El buque New Flame, encallado en las aguas de la bahía de Algeciras desde el 12 de agosto, también estaba dedicado a reunir y almacenar metales de desecho, máquinas y aparatos viejos o inservibles, pero se hundió hace unos días produciendo un desdichado suceso que no favorece la buena administración del medio ambiente. No cabe duda de que los vertidos contaminantes del New Flame han encabezado muchas noticias de prensa en los últimos meses, anunciando un final desgraciado del que ahora nadie se quiere hacer responsable. Lo cierto es que un fuerte temporal de levante ha venido a crear una situación difícil a menos de un mes para que se celebren las elecciones, sin que las autoridades que tienen el poder para gobernar sobre estas materias evitaran un nuevo siniestro marítimo en el Campo de Gibraltar anunciado hace seis meses. Los que se han metido a gobernarnos deben ser coherentes con las funciones que tienen encomendadas constitucionalmente, actuando siempre bajo el control de la oposición, que puede exigir la responsabilidad política del Gobierno en su gestión. El Gobierno dirige la política general española, interior y exterior, aunque las Comunidades Autónomas hayan asumido competencias en determinadas materias. A la vista de cómo andan las cosas, hay que esperar que la acción de los gobernantes huya de la actitud de echar balones fuera, tratando de evitar un respuesta clara ante la proximidad de las elecciones.