Uno de los últimos días del pasado mes de diciembre me encontré con Victoriano Juan López Cuevas en la Plaza Alta, a unos pasos de la puerta de la iglesia de La Palma. He hablado con él en numerosas ocasiones, pero nunca tuvimos esa conversación larga, sin prisas, que yo, y seguramente él también, habría deseado. ¡Cuánto cuesta -me digo ahora- situarlo para siempre en el pasado! Juan publicó hace unos años sus Cuadernos de Recuerdos, un libro de fácil y grata lectura con el que quería dar parte de un poco de su vida y de sus quehaceres principales. Para el relato introductorio -el más intimista- se ayudó de la buena pluma de Jorge Felip, y para las otras dos partes escogió cada una de las tareas que lo sitúan en vanguardia de esa pequeña grey de paisanos de cuna o estancia, que han creado riqueza y traído bienestar a esta tierra nuestra.

Juan presidió la Cámara de Comercio e Industria, desde primeros del año 1979 a últimos de 1993, tres lustros de cambios y pareceres complejos que terminaron en un conflicto de regular tamaño. A él se debe la extensión a todo el Campo de Gibraltar de la que entonces se circunscribía a la ciudad de Algeciras. En ese período se inicia la gestión, que partiendo de una iniciativa de López Cuevas, culminaría en la obra del gran artista Guillermo Pérez Villalta, hoy llamada edificio Kursaal, que fue concebida para ser lo que acabó por no ser: la sede de la Cámara de Comercio.

La polémica que desató -como suele ocurrir en esos casos- la peatonalización de la calle Ancha y no pocos avatares de nuestra historia próxima, tuvieron lugar en esos tres lustros, el primero de los cuales ambas presidencias, la de la Cámara y la del Puerto, recayeron en nuestro ilustre paisano, que nos dejó hace pocos días sin que una buena parte del personal de a pie, sea conocedora y consciente de cuánto le debe a Juan López Cuevas, la ciudad y la comarca.

Mañana se cumplen tres años del acto, celebrado en el Salón de Plenos, en que Juan dona al Ayuntamiento los documentos originales del proyecto de diseño y construcción del Edificio Cámara (ahora Kursaal). Pérez Villalta se sirvió de la profesionalidad del arquitecto algecireño Enrique Salvo Medina (restaurador de la Capilla de Europa), a quien se debe la autoría técnica y la de hacer posible su realización. Precisamente -tal vez por no disponer de otra- la fotografía de esa donación ha sido muy difundida estos días teñidos por el luto y la tristeza de la marcha de nuestro admirado Juan a la Casa del Padre.

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