La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Catalanismo y racismo

El desprecio a Andalucía tiene raíces en el catalanismo que quiso crear una Societat Catalana d'Eugènica

Sigue la catalanoplasta. Como ustedes ya saben el socialista y "moderado" Montilla largó en una conferencia aquello de: "No hay ningún Estado que vea de buen grado su propia amputación porque España sin Cataluña no sería España, sería otra cosa. No nos engañemos: no estamos hablando de Ceuta y Melilla". Los melillenses y ceutíes, que deben ser muy picajosos, se indignaron. En esto la catalanoplasta se parece mucho a la vascoplasta. Hace poco más de una semana otro socialista, en este caso el vasco Odón Elorza, le espetó en un debate televisivo a Noelia Vera, diputada por Cádiz de Unidos Podemos: "Para ser andaluza eres mucho más educada que yo". Y los andaluces, menos Sánchez Monteseirín y Gómez de Celis, se indignaron.

El desprecio cultural, económico y racista del vasquismo y el catalanismo hacia el resto de España es un hecho histórico. Recuérdense las palabras racistas de Arana, el fundador del PNV, y lo del RH negativo de Arzalluz. Recuérdese, y entérese quien no lo supiera, que Companys promovió en 1934 el manifiesto Per la preservació de la raça catalana en el que se advertía del peligro racial que suponía la llegada de inmigrantes españoles que se reproducían o, aun peor, se apareaban con catalanes. Para evitarlo se debían "estudiar científicamente las mezclas de catalanes con aragoneses, murcianos y andaluces, comprobar cuáles son más favorables y facilitar el acceso a las capas superiores de la sociedad de los elementos más capacitados entre los forasteros".

Los firmantes del manifiesto -entre los que figuraban los insignes Pompeu Fabra y Josep Antoni Vendellós- proponían la creación de una Societat Catalana d'Eugènica. El ideólogo más destacado del racismo catalanista fue Vendellós, autor de La inmigración en Cataluña o Cataluña, pueblo decadente. Suyas son estas palabras: "Aunque no pudiéramos vigilar o dirigir la mezcla de razas -en el sentido político de la palabra- no deberíamos permanecer desprevenidos ante las posibles consecuencias de aquella. (…) Biólogos, juristas, higienistas, antropólogos, historiadores, demógrafos, economistas y sociólogos deben colaborar en esta tarea humanitaria y patriótica de sentar las bases científicas de una política catalana de población". Un año antes de que el muy republicano señor Vendellós encabezara el movimiento para la preservación de la raza catalana, Hitler había promulgado la Ley de Pureza Racial.

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