Este viaje que ahora Bimba transita no creo que lo iniciara con las aguas bautismales con las que disolver el pecado original. Manda narices venir marcados con el pecado nada más nacer. Seguro que no tuvo la traumática necesidad de escuchar una y otra vez cómo elegir la vida que llevar para entrar en el cielo y no caer en el fuego eterno del infierno. No habrá juicio final; ella ya está fundida con el todo. Distinto será para los que se queden aquí metiendo cizaña con sus comentarios para después, dándose golpes de pecho, entonar: "por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa…". Qué daño hacen.

Lo que está más que claro es que el viaje lo está realizando, eso es indiscutible. Un viaje con o sin billete de vuelta, según se crea o no en las reencarnaciones. Y es que parece que los viajes son exclusivos de la santa madre iglesia y teniendo en cuenta mi humilde experiencia, no fue en la iglesia donde hallé la verdadera espiritualidad para transcender al más allá; en la iglesia, con tanto pecado y miedo, me apartaron del camino y lo único que consiguieron es hacerme sentir diferente y me jodieron algunos años de mi vida.

Hay personajes que le hacen un flaco favor a la iglesia con actos y comentarios en defensa de sus principios, como si entre el viaje que emprendió Jesús de Nazaret, el mesías, y el que emprendió San Pedro, el primer papa, no hubiese ningún punto de encuentro. No sé, pero me da que Bimba Bosé era más del rollo del mesías, que a lo que vino es a predicar con el ejemplo y no tantos perifollos y excentricidades, esas las dejó para el glamuroso mundo de la moda y las pasarelas. Quienes la conocían no han dejado de manifestar que tras esa apariencia distante y andrógina había un corazón "de Jesús". Solo hace falta ver el comentario de su hija en las redes para saber que esta mujer dejó grandes lecciones de vida. Verla en su aceptación de la enfermedad, en sus comentarios, en sus actitudes… nos hace entender que quienes la quieren dejar clavada en la cruz y cortarle las alas de su viaje nada tienen que ver con la doctrina de su espiritualidad. Porque espirituales somos todos, cada uno a nuestra manera.

Así que Bimba, querida, que lo que te depare el más allá sea como mínimo tan hermoso como todo lo que dejaste acá. Buen viaje.

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