Luz y taquígrafos

Miguel A. Díaz Barrio_vivo@hotmail.com

Brotes verdes en Euskadi

NO tengo la menor duda de que, después de tantos años aguantando la ambigüedad fría y calculada del PNV y su entorno al frente de las instituciones vascas, empiezan a aparecer "brotes verdes" de esperanza en que las cosas no son irreversibles y que, desde la mayoría del Parlamento vasco se puede dar una respuesta clara y contundente a la barbarie de los asesinos de ETA.

La muerte de uno de los responsables de la lucha antiterrorista de la Policía Nacional, Eduardo Puelles, también ha marcado diferencias, pues la nueva configuración del gobierno vasco y de la mayoría política de esa comunidad, ha permitido que la familia, que sus compañeros y la sociedad vieran con claridad el rechazo de la clase política ante esta barbarie.

En la gran manifestación convocada, llamó la atención la intervención de la viuda y de los hijos ante los asistentes (mal que les pese a algunos del PNV) y, sobre todo, la actitud firme de la familia que, en boca de su hermano Josu, un ertziana, nos describía a Eduardo no como una víctima, sino como un héroe muerto en acto de servicio. Es más, con mucha razón lo calificó como un gudari (soldado) de las verdaderas causas justas de los vascos y vascas, que no son otras que la paz y la libertad.

Este asesinato no es casual, pues a este policía se le reconoce la participación en la detención de al menos 70 etarras, y la lucha de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado continúa, como lo demuestran las más de 50 detenciones que ha habido en lo que va de año, descabezando una y otra vez la dirección militar y logística de ETA.

Y se tiene que acabar también, con hechos concretos, las dudas que sobre el proceder de parte de los mandos políticos y policiales de la ertzaina han circulado durante años en los mentideros políticos.

Sí, amigo lector, que se bajaran a media asta las banderas, incluída la constitucional, es un signo de normalidad que se contrapone a la irracionalidad que ha presidido gran parte de la vida política y social del País Vasco.

Con ello, no quito ni un ápice al derecho que asiste a los ciudadanos y los partidos políticos democráticos, a defender sus posiciones ideológicas por la vía que nos abre la Constitución que nos dimos todos, que no incluye los asesinatos ni a los que los justifican.

Todos somos conscientes de que ETA quiere y puede seguir matando, pero no es menos cierto que el Estado de derecho, el nivel de entendimiento con el gobierno central, la importante colaboración con nuestros vecinos franceses y, sobre todo, la nueva realidad política de Euskadi, van a permitir que la sociedad confíe cada vez más en las instituciones que nacen del pueblo, un pueblo que está cansado de tanta sinrazón, pero que le ha perdido el miedo a salir a la calle, una calle que siempre ha sido suya.

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