La otra mirada

Jose Luis Tobalina

"Nos cabe todo"

RECONOZCO que la expresión puede resultar tosca e incluso un poco soez, pero no deja de ser una realidad expresada en el lenguaje popular. Me la decía un amigo el fin de semana mientras tomábamos un café: "Mira, José Luis, a la gente de esta comarca nos cabe todo. Hacen con nosotros lo que quieren y nadie es capaz ni de alzar la voz. Es una pena reconocerlo, pero es así". La conversación giraba en torno a la pasividad social que demuestra el Campo de Gibraltar cuando ocurren cosas que nos afectan de lleno, como es el caso de los desmanes que están cometiendo los gibraltareños con el New Flame y con todo lo que ha rodeado este triste suceso. "En cualquier otro lugar la gente se hubiera echado a la calle para protestar. Aquí nos da exactamente igual. ¿Has visto a alguien con pancartas pidiendo a los gibraltareños que hagan bien su trabajo y a nuestras autoridades que dejen de plegarse a los intereses de la colonia? Yo no he visto a nadie".

Tiene razón mi amigo. Aquí, en esta tierra en la que nos ha tocado o hemos elegido vivir hay tan poca identidad de colectivo que cualquiera puede llegar y hacer lo que le dé la real gana. ¿Cuántas personas se tiraron a la calle a defender nuestras costas cuando el Sierra Nava? ¿Cuántos han protestado las veces que los intereses políticos y los pactos han dibujado un panorama municipal alejado de las decisiones de los votantes? ¿Cuantos algecireños han levantado su voz públicamente para pedir mayores infraestructuras culturales a la Junta? Así podríamos seguir con todos y cada uno de los problemas que nos atañen: carreteras, servicios de trenes, seguridad ciudadana. Multitud de ellos que se comentan todos los días con indignación más o menos contenida en los bares de cada una de nuestras ciudades sin que salgan de ahí.

La sociedad campogibraltareña me parece, en muchas ocasiones, cobarde. Entre los que no se enteran y los que no quieren enterarse (estos son los peores), aquellos que tienen el poder se aprovechan un día sí y otro también y actúan con total impunidad. Al fin y al cabo, nadie les va a reprochar nada. Si acaso alguna voz aislada a cuyo propietario o propietaria tacharán de loco o loca.

Por eso tiene razón mi amigo y por eso escribo hoy esta columna, para que todo no se quede en una conversación de barra de bar durante un café y pueda servir para que usted que la está leyendo tome conciencia de que guardar silencio en estos tiempos no sirve nada más que para que hagan de nosotros un simple número, un simple voto que usarán luego a su antojo.

Lo dicho: "Nos cabe todo".

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