Sí, seguramente hay que serlo para opinar con conocimiento, pero eso no está a nuestro alcance. Así que como humanos, digamos que es una inhumanidad celebrar fiestas como las de los Toros del Aleluya, afirmemos que no tiene ningún sentido soltar a un animal a que lo persigan, molesten, azuzen, griten y correteen por todo un pueblo para diversión de miles de animales supuestamente racionales. Es una fiesta inexplicable, y como no tiene explicación, los políticos, que en muchos casos revitalizaron o reinstituyeron tradiciones que habían muerto solas por simple evolución, utilizan argumentos tales como que es una costumbre "arraigada" y que trae a "mucha gente" a sus poblaciones. Encima, este año una persona ha perdido la vida en servicio a estas tradiciones tan acendradas. Aún estamos esperando a que aparezca el primer alcalde que tenga el valor de prohibirlo.

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