Quién nos iba a decir a estas alturas que la moda secesionista estaría expuesta con tanto lucimiento en los escaparates acristalados de la política. El nacionalismo independentista ha puesto la comunidad catalana patas arriba en el orden político, económico y social obrando conscientemente en contra de los principios, leyes y reglas del Estado democrático de Derecho.

El independentismo se ha saltado todos los semáforos en rojo infringiendo a todo meter la Constitución y el propio Estatuto de Autonomía catalán, pasando por alto, además, las normas de la Unión Europea y del Derecho Internacional. A solas, sin el reconocimiento de nadie, los secesionistas ponen en peligro las conquistas democráticas en Cataluña, tendiendo a actuar sin prudencia entregados a un aventurismo por medios del todo reprobados.

La doctrina política separatista, que defiende poco más o menos la separación de un territorio para alcanzar su independencia, ha sido usada en el pasado colonial, por ejemplo, perdiendo las propiedades que tenía hoy en día.

Las modas pueden quedar anticuadas cuando se vean obsoletas. La mercancía que exponen los grupos independentistas catalanes en las fachadas de sus establecimientos no está siendo un escaparate para sus ideas en el mundo entero.

Hoy por hoy, los separatistas andan solos, sin reconocimiento, sin la compañía ni la ayuda de los Estados democráticos avanzados ni de los organismos internacionales. Eso sí, la movida secesionista provoca una cierta agitación con incidencias. Esperamos que la solución a este caso sea rápida, democrática, utilizando con inteligencia los instrumentos del Estado de Derecho.