Resulta cuanto menos curiosa la forma sectaria de la banda criminal etarra de pedir perdón, solo a unos cuantos. Niños, civiles, militares, policías, guardias civiles, empresarios, jueces, fiscales, funcionarios... ¡Uff! Vidas destrozadas, familias rotas, sueños que se perdieron. Y es que hay que impedir que el relato sucio y cobarde de ETA lo construya la banda con la ayuda de la izquierda abertzale con Pablo Iglesias, Otegui y acólitos a la cabeza intentando justificar su existencia y llamándolo conflicto político, porque ni lo es ni lo fue. Llamemos a las cosas por su nombre, asesinatos cobardes injustificables. No se puede hablar de perdón si no hay restitución del daño causado. De qué sirve el perdón a las víctimas si no están dispuestos a colaborar con la justicia para esclarecer los casos pendientes, a día de hoy más de 300, y reunirse con los familiares de todas las víctimas, cara a cara. Hace falta valor, ética y cojones, algo de lo que estos canallas carecen. Ni perdono ni olvido.

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