Matar es tremendamente fácil. Tan sólo hay que ser un descerebrado y tener a mano una herramienta. Puede valer un coche. También un cuchillo. Sólo resta lanzarse a la calle para atropellar/apuñalar infieles por doquier. Sí, a esas personas que no te han hecho nada pero que no creen tu Dios. Que creen y sienten de diferente manera. Es algo así como el Ku Klux Klan pero con turbante y hartos de mamar de la teta que les ha alimentado toda la vida. Lo malo de todo este trágico asunto es que desnuda las estupideces de algunos que se postulan (Dios nos libre) para gobernar. Para hacer el resumen me falta sitio, pero voy a ello: "El Rey ha provocado esto", dice la CUP; "no se puede ir disparando a chicos inocentes" (niñatos que corren con cuchillos y hachas en busca de sangre); "hay dos muertos catalanes y otros dos españoles" (más imbécil no se compra ni en las rebajas de julio en Pyongyang)... En fin. Es lo que tenemos. Y si lo tenemos es porque lo hemos elegido voto a voto. Señoras, señores, disfrutemos lo votado. ¿Por cierto, dónde hay una cueva para invernar en pleno agosto?

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