Pues claro: si nací en España, aquí me eduqué y aquí he vivido siempre ¿de dónde voy a ser? ¿Cómo se me iba a ocurrir negarlo? Y si hubiera nacido en Francia sería francés, y bien saben algunos que igual me hubiera encantado nacer griego. Pero ahí se acaba la cosa, que es meramente accidental e involuntaria. Por eso no puedo compartir el afán de tanta gente en repetir, afirmar e incluso cantar machaconamente lo que es una obviedad, una cualidad en la que no hemos tenido nada que ver. Por eso mismo me resulta difícil adjuntar al calificativo -en verdad, casi un adverbio circunstancial- 'español' el sustantivo 'orgullo'. Entiendo que se pueda sentir orgullo por acabar un trabajo bien hecho, por haber conseguido una meta o por todo aquello que necesite de un trabajo y un esfuerzo. Pero el carácter de español, como el de griego, nos viene regalado. Así que, eso al menos, vamos a tomarlo con tranquilidad.

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