Análisis

José Manuel Serrano

No cuela, profesor

Ahora resulta que es un mito para nosotros el ministro franquista que cerró la Verja

La verdad es que muchas veces lee uno cosas y piensa... ¿Pero esto? ¿Cómo puede este señor poner en negro sobre blanco esta cosa y quedarse tan ancho? En fin, que les cuento que entra Europa Sur en mi casa desde el número 1 y así podrán imaginar la pila de artículos que, parcial o totalmente, ha visto uno del profesor Alberto Pérez de Vargas. De 1989 para acá, la tira. Pero en la edición del pasado jueves ocurrió que rebasó, a mi muy humilde entender, todos los límites de lo posible, de lo creíble, de lo históricamente sostenible o, simplemente, de lo real.

En todo un sorprendente alarde irrumpió (no se me ocurre otro verbo si se analiza el contenido de lo que escribió) en esta tribuna de papel para decir textualmente: "Acaso sea por eso, en medio de la ópera bufa que están interpretando unos y otros, que el Ayuntamiento de San Roque -ciudad en donde no sé si todavía reside la de Gibraltar- personificado en su alcalde, Ruiz Boix, ha cambiado, con las bendiciones intelectuales del cronista oficial, la denominación de una calle dedicada al ministro al que tanto debe la comarca, por el de un brillante ilustrador de tebeos". Ahí queda eso. La verdad, es complicado entender cómo puede alguien de su altura intelectual pegar un patinazo de esta magnitud. Yo, al menos, no doy crédito. Algo pasó que no sabemos, que se nos escapa. Ahora resulta que Fernando María Castiella, el ministro franquista que ejecutó el cierre de la Verja (1969) y envió de paso a miles de familias campogibraltareñas a la dura y dolorosa emigración porque perdieron su puesto de trabajo en el Peñón, es un mito para todos nosotros. Increíble. Vaya, que no solo no debería haberse mantenido su nombre en esa avenida de San Roque (algo ilegal, por cierto, atendiendo a las vigentes leyes de memoria democrática) sino como que estamos aquí en deuda por no bajar a Guzmán el Bueno, en Tarifa, o Alfonso XI, en Algeciras, de sus pedestales y ponerlo a él.

Para completar la pirueta -en un estilo faltón que ya cansa- denomina a una figura cultural (no de aquí, sino de nivel mundial) de la talla de Carlos Pacheco de "ilustrador de tebeos". ¿Usted sabe lo que dice, lo ha pensado? Ese sanroqueño, al que menosprecia así, tiene su nombre inscrito con letras de oro en la historia gráfica de los Estados Unidos de Norteamérica, caballero. Y millones de personas leen y siguen su obra en los cinco continentes cada vez que crea. Entérese bien. Del cronista oficial, Antonio Pérez Girón, también frivoliza un tanto. En este caso hablamos de un periodista y escritor prudente, educado, extremadamente riguroso en su tarea y que cuenta sus obras publicadas (libros, artículos, estudios) por decenas. ¿Cómo se puede faltar el respeto de esta forma para defender a un ministro fascista que trajo a esta comarca una ruina que aún lamentamos y cuyas consecuencias aún sufrimos? Profesor: hágaselo mirar. A mí, al menos, me ha decepcionado profundamente como articulista. Igual es que tanto se está modernizando que quiera liderar aquí eso que ahora llaman la "postverdad". No cuela, profesor, no cuela. Rectificar es de sabios. Lo tiene a huevo.

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