Análisis

Isabel Mª Marín Pérez

María, el amor de una madre

La Virgen nos dejó, por medio de Don Bosco, una de las advocaciones con mayor significado

El amor hacia nuestra madre es el primero de nuestros sentimientos, el latir de su corazón nuestro primer sonido, la mejor de las melodías; normalmente nuestra primera palabra es "mamá", una palabra sencilla, dos sílabas repetidas que encierran todo el amor del mundo.

En nuestra madre confiamos plenamente, de niños asustados, nos aferramos a su mano y cuando nos dice: "ven conmigo que no te pasará nada", es suficiente para que le perdamos el miedo a la oscuridad, a un animal o a cualquier otra cosa.

De niños nos sentimos totalmente felices e importantes cuando le hacemos un dibujo o arrancamos una florecilla y con ella obsequiamos a nuestra madre. Según cumplimos años nuestros sentimientos también van creciendo y multiplicándose queriendo devolverles parte de su amor y desvelos.

Todos estos sentimientos seguro que los vivió Nuestro Señor hacia su madre la Virgen María. Su amor fue tan grande que antes de entregar su vida por todos nosotros nos la dejó también como Madre nuestra.

Nosotros, para demostrarle todo nuestro amor y ante nuestra pequeñez, la hemos debido dividir en advocaciones para así poder entender en toda la inmensidad lo que representa Nuestra Madre. Así la veneramos como Nuestra Señora de la Palma, Patrona y Alcaldesa perpetua de nuestra ciudad de Algeciras; como Virgen María de la Medalla Milagrosa que desde su aparición a Santa Catalina Labouré en 1830 ha repartido grandes gracias y protegido a tantos hijos suyos; como Nuestra Señora de la Amargura que camina tras su Hijo Jesús Nazareno y tantas y tantas otras advocaciones.

La propia Virgen nos dejó en 1862 por mediación de Don Bosco, una de las advocaciones que encierra mayor significado, María Auxiliadora, Auxilio de los cristianos ¿Qué madre no acude presurosa en auxilio de sus hijos cuando éstos la necesitan? e incluso antes de necesitar su auxilio.

Los salesianos, seguidores de Don Bosco, han extendido el amor y devoción a María Auxiliadora por los cinco continentes; a nuestra ciudad llegaron en 1935 y desde entonces miles de algecireños nos hemos rendido a sus plantas, rezando ante la imagen de la Stma. Virgen .

Sus hijos queremos devolverles parte de su amor, corresponderles con su Coronación Canónica, una corona de amor y agradecimiento, una corona de fervor e ilusión, una corona en forma de proyecto de formación para las mujeres de Burundi, una corona de formación académica y pastoral de tantos niños y jóvenes que se han formado en el colegio convirtiéndose en "buenos cristianos y honrados ciudadanos".

Todos los algecireños debemos formar parte de esa corona participando en el triduo extraordinario que tendrá lugar durante los días 26, 27 y 28 en la parroquia y sobre todo debemos ser parte de la corona acompañándola el día 1 de julio en su Coronación Canónica que presidirá SER el Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta.

Será en la procesión gloriosa y de alabanza cuando recibamos, ya coronada, su bendición amorosa como Madre de la Iglesia, Reina de la Paz, Salud de los enfermos, Torre de marfil y Auxilio de los Cristianos.

María Auxiliadora, ruega por nosotros

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