Hace ya unos cuantos años, paseaba por la céntrica calle Carretería de Málaga cuando me fijé en que de la cerradura de la puerta de un Peugeot 205 colgaba un manojo de llaves. Años después me pasó lo mismo en Getares, aquí en Algeciras. Y en ambos casos, tras sendas llamadas a la Policía Local, los agentes se hicieron cargo de la situación. También he devuelto un par de teléfonos móviles, alguno entonces mejores que el mío. Lo cuento porque esta semana cuatro menores se encontraron un manojo de llaves puesto en la puerta de una casa en Los Barrios y, en lugar de llamar y entregarlas -que era la opción más fácil y noble para dejar solucionado el asunto- optaron por quedárselas y apuntar con los mandos de los coches hacia la calle. Abrieron uno y se llevaron una cámara Go-Pro. Hoy tienen un expediente abierto en la Fiscalía de Menores. Lejos de ser una chiquillada, demuestra que cuando cuatro personas reaccionan así estamos ante una profunda crisis de valores.

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