Ando algo liada con este debate acerca de si las imágenes de las víctimas de los atentandos han de mostrarse o no. No tengo un idea configurada, la verdad. Se discute mucho -en redes, articulistas, editoriales y tuiteros de postín y renombre- acerca la idoneidad o no de sacar a las víctimas de atentados como el sufrido el jueves en Barcelona. Y a colación de este asunto, ha salido a la palestra la foto del niño Aylán, que murió ahogado cuando intentaba alcanzar un mundo mejor. Lo reitero. No tengo una opinión hecha, pero tengo la impresión de que no ponemos tanto reparo a los muertos de otros, a los niños de otros. Un simple ejemplo. Los bebés que llegan en patera. Nadie los protege o al menos nadie sale a dar la cara por ellos. Hablamos de preservar la intimidad cuando vivimos en una sociedad saturada de exposiciones públicas, íntimas y públicas.

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