Desde cualquier punto de vista, la insistencia tenaz del mundillo separatista para alcanzar la independencia de Cataluña sólo ha conseguido poner frente a frente a los propios catalanes, suponiendo unos graves perjuicios para todos.

El mundo se globaliza y las doctrinas separatistas no contribuyen desde luego a impedir los problemas del marco internacional. Los países de la Unión europea y el resto de los Estados democráticos más avanzados rechazan las situaciones perturbadoras creadas por un separatismo que compromete la estabilidad. En algunos lugares de Cataluña, la gente ya se mira de reojo antes de hablar. Mirarse de forma disimulada para investigar a los otros es la antesala de las riñas que pueden llegar. Los separatistas andan añadiendo al combustible de la convivencia democrática sustancias nocivas que no retardan ni evitan las malas detonaciones. Sin embargo, cuando encuestan a personas de todas las edades y condiciones para analizar cómo varía la opinión sobre los problemas que más nos preocupan, el paro sigue encabezando la lista de los asuntos que despiertan más atención.

Conviene ver las cosas como son realmente y darse cuenta de que el empleo y los demás asuntos sociolaborales, por ejemplo, producen la mayor intranquilidad del ranking de inquietudes de la gente. Lo cierto es que el ruido del separatismo no puede impedir que sigamos aspirando a un nivel de bienestar satisfactorio para todos. Estar en el limbo separatista, sin enterarse de lo que ocurre alrededor, no deja ver la realidad y razonar sobre ella. Enero avanza a todo meter con una lista de cuestiones sobre el secesionismo.