Me asombra la capacidad de ciertas personas para mostrarse eternamente seguras. Es lo que se lleva, lo sé. El mundo pide hoy personas seguras, gente a la que no le tiemble el pulso y sea capaz de tomar decisiones sin tener que escuchar opiniones contradictorias. No hay lugar para los dubitativos, para quienes piensan mucho las cosas antes de actuar o de comunicar su punto de vista. Lo que viste es la inexpugnable coraza de la seguridad. Con lo bonita que es la duda, la capacidad de mirar alrededor, de sopesar pensamientos y de tomar una decisión, porque no se puede estar eternamente inactivo, con la seguridad de haber dudado, con el convencimiento de que se puede estar equivocado y de que distintos razonamientos pueden llegar a tener puntos en común. Desconfío de los muy seguros, porque detrás de ellos puede esconderse alguna imposición terriblemente injusta.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios