Aunque uno es futbolero, en grado máximo si en liza está el Cádiz, no deja de reconocer que el descanso de retransmisiones deportivas que se produce con la finalización de las competiciones ligueras, a excepción de las distintas fases de ascenso, debe ser acogido con entusiasmo por esa parte de la ciudadanía para la que el fútbol y todo lo que le rodea es un tormento, y más en ese periodo primaveral en el que durante más de un mes se juega algún partido de fútbol cada día de la semana. Qué lejos quedan aquellos tiempos, eran en blanco y negro, en los que sólo se retransmitía un partido el domingo por la noche, el que cerraba la jornada. En abierto, evidentemente, porque entonces no entraba en la cabeza eso de pagar por ver fútbol en televisión. Ahora viene el descanso, un respiro para todos los que no soportan el fútbol pero no tienen más remedio que tragar con sus consecuencias.

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