Hay quienes se quejan de la radicalidad de los independentistas catalanes. Y de su desprecio a todo lo español. Esos mismos aseguran, y están en lo cierto, que los nacionalismos están obsoletos y riman con catetos. Que si estamos en un mundo globalizado, que si ya no hay fronteras... bla, bla, bla. Pero luego, a las primeras de cambio, piden un ¡boicot! a los productos catalanes. Que nadie compre cava, Cola Cao o mortadela La Piara. Y muchos más alimentos (casi todos muy buenos, por cierto, a los que yo no pienso renunciar). Como si todos los propietarios y trabajadores de las numerosas empresas radicadas en Cataluña fuesen de la CUP. Y no se paran a pensar, por ejemplo, en los miles de andaluces que trabajan en esas fábricas y que si prosperase este irrazonable llamamiento al boicot acabarían por quedarse en la calle. Pensemos en frío. Pensar en caliente nos lleva al caos. Para muestra, un botón (que rima con Puigdemont).

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios