María Auxiliadora, Auxilio de los Cristianos!

Me rindo a tus plantas, como dice la letra de tu canción, de tu himno; aquel que un buen día escribiera un salesiano comprometido contigo, con tu bendita imagen; cargada de amor, de belleza y sencillez.

Amor de una madre hacia su hijo, que en tus brazos llevas con cariño. Siempre he oído hablar de ti, porque es mucha la devoción que siente este pueblo hacia tu advocación. Los devotos de María Auxiliadora llevan con mucho orgullo tu nombre por todo el mundo. Sé que formas parte de la vida de todo cristiano que te rece, que te quiera, que te anhele, porque cada mes de mayo cuando se acerca tú Novena se siente el nerviosismo en tu gente, en tu barrio, en las almas que acoges con infinito amor; y la Iglesia se llena de todas las almas que buscan en ti tu auxilio, tu consuelo, tu estrella y tu guía.

Maravilloso día 24 de mayo, que brilla en cada corazón de aquel que te siente y te necesita como agua fresca; y resplandeces en una explosión primaveral en el mes, por excelencia, de María.

¿Qué por qué te van a coronar? Porque ante todo eres Madre, y tu devoción se lleva muy dentro; reinando en todo el mundo salesiano y en todo aquel que a ti se acerca. No hay un alumno o antiguo alumno salesiano que no lleve dentro de su corazón y en su alma tu nombre, tu estampa en su cartera; y puedo dar fe de ello.

Pequeños, jóvenes y ancianos repartidos por cualquier lugar, se sienten orgullosos de ti, de rezarte cada día, de llevar tu medalla en su pecho. Y es que eres Auxilio en los malos momentos y fervor en los momentos más íntimos.