El juez Emilio Calatayud vuelve a dar en el clavo con una de sus famosas reflexiones sobre los menores. "Se nos está yendo la pinza con la celebración de las comuniones". Y añado yo que se han convertido en pequeñas bodas. Hay padres que se endeudan con el fin de ofrecer un banquete, un teléfono último modelo y un viaje a Disneyland París para el pequeño. Precisamente un mensaje contrario al de la humildad que, se supone, se difunde en las clases previas a la toma del sacramento. Y lo que es peor, muchos adultos aprovechan la celebración para tener la excusa perfecta para montar una barra libre dejando al niño, verdadero protagonista de la jornada, en un segundo plano. Atrás parecen haber quedado las celebraciones íntimas en casa, con su merienda con sandwiches de pan Bimbo, una tarta y los estuches de colores como regalos.

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