Por fin se ha desvelado uno de los grandes misterios de la informática. Todas las mañanas, al gesto de arrancar el ordenador le sigue la búsqueda de las tres teclas que obran el milagro: Control, Alt y Suprimir. Obligan a utilizar las dos manos e incluso a estirar un tanto los dedos de la izquierda. El comando permite iniciar sesión y en caso de crisis equivale a un respiro para el ordenador que paraliza todos los procesos. Ahora, el filántropo y dueño de Microsoft Bill Gates ha reconocido que odia la combinación de teclas pero tuvo que admitirla porque los ingenieros de IBM no querían un único botón para una función tan importante. Para ellos, era algo así como poner un botón rojo al alcance de la mano. Y Gates lo acató. Te lo perdonamos, Bill. Igual que te perdonamos que hayas quitado el Paint de las nuevas versiones de Windows. Sin gente como tú, aún estaríamos en la edad media.

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