A veces, como ha ocurrido en estas intensas semanas, la actualidad nacional resulta tan absorbente que cuesta encontrar el rato para echarle la siempre conveniente mirada al mundo. Quizás porque he estado enredada entre absurdas banderas, apenas leí de pasada que Estados Unidos "rompía" con la Unesco por el supuesto sesgo contra Israel que lleva a cabo la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. ¿Sorprendente? No, claro que no, si recordamos numeritos tales como los montados por el primer ministro de Israel cuando la ciudad de Hebrón fue declarada Patrimonio Mundial en Peligro o cómo todo un Premio Nobel de la Paz como Barack Obama decidió dejar de financiar a la Unesco en 2011 cuando Palestina fue admitida en el organismo como Estado miembro. Seis años sin pasar por caja e inamovibles en el Consejo Ejecutivo. Que se van... (sí, otra vez, también se fueron con Reagan)... Pues adiós.

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