Buen camino. La frase se pronuncia cientos de veces a lo largo del viaje que tiene más de espiritual que de físico. Es el camino hacia la recuperación del alma, a la cercanía de la compañía, al agradecimiento infinito por lo que tienes y podías haber perdido por esas pruebas duras que te pone la vida. Es la desconexión con la realidad que nos hemos creado a base de mensajes de whatsapps, de relaciones virtuales. Los teléfonos metidos en las mochilas nos retrotraen a tiempos que quizas eran más felices, aquellos donde gobernaba la palabra directa y la mirada a los ojos sin pantallas de por medio. Miles de historias personales se mueven al mismo tiempo pero cada una con su propio ritmo. Buen camino, siempre buen camino. En torno a un mito, a una leyenda o a una realidad que tiene mucho de fe se va paso a paso, flecha a flecha, hacia el objetivo final. Santiago nos espera en una experiencia única.

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