Una nueva víctima. Otra mujer rota. Un intento de violación en Zamora que acaba en tragedia. Un supuesto ser humano destrozando el cráneo de una chica que supo que no le iba a bastar con un No es No, que peleó por evitar ser violada en medio del campo por un animal. ¿Cuántas mujeres tienen que morir para que se endurezca el código penal en casos como este? Ahora que la famosa Manada de los San Fermines está en boca de todos a diario, quizá sea el momento de no dejar pasar la ocasión. Los jueces sabrán de segundas oportunidades, pero es evidente que para bestias capaces de matar a una mujer indefensa a pedradas no sirven de nada los intentos de rehabilitación. Los juristas deben dar una pensada a nuestras leyes para evitar que se cometan crímenes atroces que recuerdan al pleistoceno. Si estos animales no respetan la libertad, quizá habría que privarles de ella para siempre.

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