Juan Manuel Bonet. Director del Instituto Cervantes

"No usaremos un lenguaje de mercado para desarrollar nuestra actividad"

  • El responsable de la institución, que ha reunido esta semana en Málaga a los directores de los 58 centros, insiste en "elevar las metas en materia de cultura" como la gran asignatura pendiente

Juan Manuel Bonet, en el Centro Pompidou, que ha sido la sede junto al Museo Ruso de la reunión anual de directores del Instituto Cervantes.

Juan Manuel Bonet, en el Centro Pompidou, que ha sido la sede junto al Museo Ruso de la reunión anual de directores del Instituto Cervantes. / C.P.

Todo son elogios para Málaga por parte de Juan Manuel Bonet (París, 1953), director del Instituto Cervantes desde enero. El titular del organismo de promoción de la lengua y cultura española en el mundo considera que la apuesta que la capital ha hecho por la cultura ha dejado maravillados a los directores de los 58 centros de la institución repartidos por el mundo. "Muchos han dicho que volverían y todos ellos se van como embajadores voluntarios de la provincia", admite Bonet. El que fuera director de la sede en París tiene como objetivo aumentar la presencia de la cultura en la labor de la institución cervatina.

-¿Qué impresión le ha dejado Málaga durante estos días?

-Me ha dejado a mí y ha dejado a todos los directores encantados. Elegimos Málaga y su provincia debido a la enorme apuesta cultural de esta zona, y de hecho, coloquialmente queda ya para siempre como la reunión de los museos, porque nunca hemos visto tantos. Hay incluso algunos directores de centros que han hablado con los responsables del Ayuntamiento en materia de cultura para firmar un convenio y tomar prestados una selección de los libros ilustrados de Picasso.

-¿Qué conclusiones se extraen de estas jornadas de trabajo?

-La primera es que hemos estado muy a gusto en Málaga. En lo que concierne a la institución, hemos hablado mucho de presupuestos, de patrocinios. También hemos hablado de cultura, porque somos una institución bifronte: estamos en la enseñanza de la propia lengua, pero también en cultura. Promocionamos las costumbres españolas, aunque también tenemos en cuenta nuestra idiosincrasia común con América Latina, porque forma parte de nuestro ADN. Y queremos potenciar ese aspecto cultural del Cervantes.

-Precisamente por ahí van los tiros del plan de choque cultural que usted tiene pensado poner en marcha. ¿Ha habido tiempo para abordarlo en estas jornadas?

-Bueno, tengo que empezar a concretarlo, pero tengo claro que no voy inventar mediterráneos. Hay un trabajo ya hecho en el campo cultural, aunque es cierto que cuando llegó la crisis la oferta en ese terreno bajó muchísimo, ya que no podíamos hacer tantas exposiciones. Nuestro plan de choque va a ir en la línea de relanzar las iniciativas culturales, y que las exposiciones que alberguen los diferentes centros -que serán más a partir de ahora- vayan circulando por diferentes sedes geográficamente cercanas. Además, vamos a tener un parque de exposiciones en los centros para dar a este aspecto más importancia de la que tenía.

-El representante de Turespaña (organismo público responsable del marketing de España como destino de viajes en el mundo) pidió que todas las sedes del Cervantes ayudasen al Estado en su objetivo de atraer a un turismo cosmopolita, con educación universitaria y que no busque tanto la masificación. ¿Está el Instituto dispuesto a colaborar?

-Bueno, el Instituto Cervantes ya hace ese tipo de actividades. Nosotros tenemos acceso al potencial turista idiomático e incluso al turista en términos generales también. Somos un escaparate y colaboramos con las oficinas de turismo de los respectivos países en los que nos encontramos. Nosotros trabajamos con diferentes realidades y también tenemos al turista generalista en cuenta.

-Quería incidir más bien en ese objetivo de mercado de turista intelectual y con estudios que el Ministerio de Turismo, a través de Turespaña, se ha puesto como objetivo, quizás rechazando a otros sectores de población que también quieran venir a España para aprender el idioma.

-La palabra rechazar no es muy cervantina. Nosotros somos muy inclusivos, creo que se puede empezar por un ángulo menos cosmopolita y después que estas personas terminen descubriendo que en España no solo hay tapas y sol, sino que es mucho más. Yo no hablaría tanto en términos de restringir o avanzar hacia objetivos más cerrados. En general, en nuestros Institutos la gente puede empezar por el pincho de tortilla y terminar siendo un lector empedernido de literatura española. Creo que limitar el turismo por el nivel de conocimiento de nuestro país no es acertado.

-Pero tampoco habrá ningún tipo de exclusión a una persona según sus estudios o nivel sociocultural que quiera venir a estudiar a España y busque información en las sedes de los Cervantes, ¿verdad?

-En absoluto, nosotros no restringimos nunca. Simplemente queremos dar a conocer lo nuestro y nunca vamos a utilizar un lenguaje de mercado para desarrollar nuestra actividad.

-Uno de los objetivos del Instituto Cervantes es la búsqueda de patrocinios para intentar suplir la falta de voluntad del Estado para aumentar la financiación.

-Esa es una tarea que se lleva a cabo desde las diferentes sedes, por eso hemos exhortado a que los directores brujuleen en sus respectivos países, que busquen también financiación de Bruselas, de bancos, de empresas, etc. Yo ya le dije al ministro Dastis en la jornada inaugural que queríamos un aumento en la financiación por parte del Estado. La pelota está ahora en su tejado.

-¿Qué legado le gustaría dejar como director del Cervantes?

-Es muy temprano para decirlo, pero mi deseo es que mis colegas directores sepan que soy una persona que va a saber escuchar sus problemas e iniciativas. Me gustaría que se me recordara como alguien que dio un empujón tanto a la enseñanza del español y sobre todo por elevar las metas en materia de cultura, nuestra gran asignatura pendiente.

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