adelfa calvo. actriz

"Nunca es tarde para empezar a vivir y a sentir, por muchos años que tengas"

  • Tras una larga carrera, la intérprete malagueña deslumbra en 'El autor', de Manuel Martín Cuenca, ahora en los cines

  • Dedica su personaje "a las mujeres que quieren empezar de nuevo"

Adelfa Calvo, en el pasado Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF), donde presentó 'El autor'.

Adelfa Calvo, en el pasado Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF), donde presentó 'El autor'. / raúl caro / efe

Ha formado parte de películas como Miel de naranjas, Grupo 7 y A cambio de nada y de series como El secreto de Puente Viejo, pero en la carrera de Adelfa Calvo (Málaga, 1962), el filme de Manuel Martín Cuenca El autor supondrá un antes y un después. Su interpretación de La Portera, un personaje vulnerable y enamoradizo que tiene la mala suerte de cruzarse con el turbio protagonista al que encarna Javier Gutiérrez, es uno de los trabajos más brillantes del año, la oportunidad para que los espectadores descubran el talento de esta actriz forjada en el teatro.

-Usted es nieta de La Niña de La Puebla e hija de la cantante de copla Adelfa Soto. Parecía llamada a vivir en los escenarios.

-Yo me he criado en un ambiente totalmente flamenco y de copla. Crecí entre las tablas, ese es mi mundo, aunque a mí de pequeña me preguntaban si quería ser artista y lo negaba. Pero empecé a dar unas clases de teatro y todo cambió. Hubo un momento muy especial, cuando el profesor me dio el poema de Miguel Hernández Me sobra el corazón y al interpretarlo entendí que la actuación era mi hábitat. El profesor estaba sorprendido: ¿Pero cómo te has podido quedar con el texto, con lo pequeña que eres?, me decía. Nosotros vivíamos en Madrid por el trabajo de mi madre y nos mudamos a Málaga. Entré en la escuela de Arte Dramático y monté una compañía en la que he estado casi 20 años, Brea Teatro, junto a Mercedes León. Empecé a trabajar de coach para Arrayán y allí me dijeron que las directoras de cásting Yolanda Serrano y Eva Leirabuscaban actrices para una película de Iñárritu, Biutiful.

-Su portera es un personaje que habla mucho, pero que cuando más expresa es cuando canta, en la escena del karaoke.

-¿Cuántas veces hemos cantado Se me enamora el alma? Y yo no me di cuenta de todo lo que dice ese tema hasta que rodamos la escena. Empecé a cantar y me dejé arrastrar por la letra. Esa mujer tiene cincuenta y muchos años y se ha enamorado por primera vez, y de repente cree que alguien la quiere, que alguien la desea.

-Manuel Martín Cuenca habla de ella como de una revisión de Madame Bovary.

-Sí, a mí me decía: Tú eres mi Madame Bovary. Manuel ha tratado un personaje que podría haber sido muy grotesco de modo que yo pudiera hacerlo grande. Yo le dedico este personaje a todas las mujeres que quieren empezar de nuevo, nunca es tarde para empezar a vivir y a sentir, por muchos kilos y muchos años que tengas. En el cine, como en la vida, las mujeres tenemos menos oportunidades. Y yo he aprovechado mucho este papel.

-Se habla mucho del desnudo de Javier Gutiérrez en una escena ciertamente llamativa, pero usted también muestra su cuerpo sin reparo.

-Sí. Y he de decir que yo también he tenido 20 años y tuve entonces un cuerpo de 20 años. Hoy tengo el cuerpo que corresponde a mi edad, y en la película con bastantes kilos de más. Pero Manuel ha sido tan generoso que no podía ponerle una pega. Él me comentaba, sobre el personaje y esa escena: Es que es tu primer orgasmo, es la primera vez que sientes el amor. Aparte no pude tener un compañero mejor que Javier [Gutiérrez], me dio mucha seguridad. Aunque la noche anterior no pude dormir, me decía: Ay, Adelfa, en vaya lío te has metido. Aunque una vez que estábamos grabando lo único que quería era hacer la secuencia y darlo todo. En realidad, es más importante para mí haber desnudado mi alma en esta película más que haber desnudado mi cuerpo.

-Martín Cuenca se resiste a definir la película como comedia, pero el largometraje tiene mucho humor. ¿Qué indicaciones les dio el director en este sentido?

-Nosotros no hemos vivido la película como una comedia, aunque, claro, hay elementos de mi personaje que ya son cómicos: sólo con ver su casa ya te ríes. En San Sebastián nos quedamos sorprendidos, porque la gente empezó a reírse en la primera escena y no paró hasta la última. Es un trabajo difícil de catalogar, porque hay momentos muy dramáticos, muy tristes, es una película que habla de las miserias humanas, pero las aborda al mismo tiempo sin hacer sangre. A mí Manuel me decía: No quiero que la portera quede mal. Es un personaje vulgar, pero le hemos puesto una pátina de amor, de dignidad. Incluso al personaje de Javier, que hace cosas que son para matarlo, se le entiende.

-Con este trabajo se perfila como una de las favoritas para la temporada de premios.

-Ay... A mí me encantaría estar nominada, por supuesto. Pero yo lo que quiero, básicamente, es trabajar, es tener otros papeles como éste. Creo, sinceramente, que soy una actriz con un abanico de posibilidades y aquí se me ha dado la oportunidad de demostrarlo. En la televisión he estado seis años llorando en El secreto de Puente Viejo, pero se me da bastante bien la comedia. Ojalá los directores exploten eso.

-Su portera andaluza podría haber caído en el estereotipo, pero Martín Cuenca y usted le dan un tratamiento muy sobrio.

-Sí, ¿verdad? Incluso eso de cantar a la Pantoja en el karaoke está tratado desde otro punto de vista. Los andaluces somos más profundos de lo que algunos quieren creer. Eso me recuerda a un endocrino con el que trabajé, Federico Soriguer, con el que hice muy buenas migas y que se definía como un andaluz del silencio, un concepto que me encanta.

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