Cultura

El poeta y la crítica

  • La editorial Lumen ha recopilado en un solo volumen los ensayos completos del poeta Jaime Gil de Biedma: 'El pie de la letra'

Al final de sus días, retirado definitivamente de la poesía, Jaime Gil de Biedma seguía escribiendo crítica literaria. En 1980, publicó una recopilación de sus textos críticos, El pie de la letra, que, según Andreu Jaume: "Lejos de constituir una mera compilación de artículos y ensayos dispersos […] cuenta una historia que se articula tanto con Las personas del verbo como con los Diarios". Dicho de otro modo: la labor crítica de Jaime Gil de Biedma nos permite entender mejor al poeta Jaime Gil de Biedma e interrogar al hombre llamado Jaime Gil de Biedma. El propio interesado lo reconocía en la nota preliminar a la edición de 1980: "A medias disfrazado de crítico y a medias de lector, estaba en realidad utilizando la poesía de otro para discurrir sobre la poesía que yo estaba haciendo, sobre lo que quería y no quería hacer". Esto cabría aplicarlo a cualquier crítico que se haya atrevido con la literatura o a cualquier literato que se atreva con la crítica: una reseña de Frankenstein nos hablará tanto de la obra de Mary W. Shelley como del firmante de la susodicha. No es necesario ir tan lejos: al escribir de Jaime Gil de Biedma también estoy haciéndolo de mí.

En El pie de la letra. Ensayos completos (Lumen), el poeta se planta ante la tradición que considera suya: Gil de Biedma reconoce directa e indirectamente el ascendiente de las letras francesas en su obra gracias a sus acercamientos a Charles Baudelaire o Mallarmé (y también a Alain Robbe-Grillet, autor "de libros excelentes que uno jamás siente el menor deseo de releer") e insiste en el ejemplo de aquellos grandes poetas de la Generación del 27 que lo ayudaron a librarse de los grandes poetas de la Generación del 27 (Gil de Biedma dixit): Luis Cernuda el primero, además de Vicente Aleixandre, a quien le unió una amistad sincera, y Jorge Guillén, cuyo Cántico convirtió en obsesión y objeto de un ensayo iluminador. Las notas preliminares a su análisis de Cántico me parecen valiosas; Gil de Biedma pone en primer término al lector -"sin él hay poema, pero no poesía"- y le exige al crítico ser un buen lector por encima de todas las cosas: "leer es preguntar -y preguntarse-. Pero preguntar ya es circunscribir un número limitado de respuestas y cerrarse de banda a toda otra posible vía de acceso a la realidad por la cual preguntamos".

En sus artículos de los años 50 y 60 resuena la insatisfacción de toda una generación

Las preguntas que se hizo él son las esperables: ¿Qué es la poesía? ¿Qué hace de una determinada composición un gran poema? Gil de Biedma necesitaba responderlas para responderse y definir su propio proyecto poético ya que -como él mismo admite- escribir un puñado de buenos poemas fue lo único que de veras le importó durante un tiempo. La búsqueda no se agota ahí, por suerte. El interés de estas páginas recuperadas no está circunscrito a los lectores de poesía en general, ni a los de la poesía de Gil de Biedma en particular. Si se práctica con cierta asiduidad, el articulismo se revela como una suerte de diario oblicuo o crónica indirecta, en donde la circunstancia del observador y la circunstancia observada se dan calor la una a la otra. Los textos más tempranos de El pie de la letra son de mediados de la década de 1950; los más tardíos, de treinta y tantos años más tarde. Abarcan, pues, un período tremendo de nuestra Historia reciente, desde la perpetuación de la dictadura franquista más allá de lo razonable hasta la restauración de la democracia, con sus muchos aciertos y sus muchos errores.

En los artículos de Gil de Biedma a lo largo de 1950 y 1960 resuena la insatisfacción de toda una generación de españoles que han crecido dentro de corsés ideológicos asfixiantes; ahí está la deliciosa Carta de España (o todo era Nochevieja en nuestra literatura al comenzar 1965), escrito aquel mismo año, pero publicado en Estados Unidos, en donde encontramos al Gil de Biedma más juguetón y cáustico. En los artículos de 1970 y 1980 ya no necesita recurrir a subterfugios para afrontar ciertas cuestiones. Esta edición de El pie de la letra, a cargo de Andreu Jaume, incorpora los textos posteriores a 1980 -respetando escrupulosamente el plan dispuesto por el poeta para la segunda edición, que apareció póstuma- e incluye los textos dispersos de la edición de Galaxia Gutenberg, fechada en 2010. Jaume añade al haz cuatro textos más: dos inéditos y dos publicados, pero nunca recogidos en volumen hasta ahora. Parece ser que sí, que tenemos por fin los ensayos completos de Gil de Biedma, que conforman un testimonio crítico y humano de excepcional valor.

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