Crítica de Cine

La placenta del artista

dark star, el universo de h.r. giger

Documental, Suiza, 2014, 100 min. Dirección y guion: Belinda Sallin. Fotografía: Eric Stitzel. Música: Peter Scherer. Con. H.R. Giger, Leslie Barany, Sandra Beretta, Mia Bonzanigo, Tom Gabriel Fischer, Stanislav Grof, Andreas J. Hirsch, Paul Tobler, Carmen Vega.

Rodado en los meses previos a su muerte en mayo de 2014, Dark Star nos trae a un Hansrudi Giger, creador de universos surreales y siniestros, padre de aquel Alien de pesadilla del filme de Ridley Scott, en sus horas finales: un hombre medicado y enfermo, con dificultades para hablar y moverse por su casa de Zurich convertida en una suerte de mausoleo viviente de su poderoso e inimitable subconsciente.

Este documental retrata así al genio en su ocaso, rodeado de amigos y ayudantes, acompañado por su última esposa y su suegra, gestoras de su legado, y lo hace con el pudor justo para no caer en el patetismo y dar así a los numerosos seguidores del artista un último objeto para la veneración y el coleccionismo fetichista.

Porque Giger fue, qué duda cabe, un artista pop, a saber, el último surrealista comercial, capaz de integrar un abigarrado universo de pesadillas primarias (el nacimiento, el sexo, la muerte), una iconografía de criaturas imposibles e híbridas salidas de sus miedos más profundos, con la mercadotecnia contemporánea que entendió que no hay diferencia ya entre el póster, la camiseta y la gran exposición-acontecimiento.

Lo mejor de este tipo de documentales-homenaje suele venir del material de archivo, aquí escueto pero elocuente, sobre todo cuando muestra al artista trabajando en el taller, dando retoques a sus cuadros y esculturas. Giger hizo de su arte la escenografía de su vida, y su casa queda como la mejor muestra de ello: el jardín laberíntico y frondoso repleto de esculturas, el tren eléctrico que lo recorre, las paredes pintadas de negro, los pasillos, escaleras y habitaciones atestadas de libros y objetos.

Dark Star nos permite asomarnos a ese universo íntimo que es a un tiempo la placenta del artista y la sede de una lucrativa marca registrada. Los fans y groupies que vemos llorar al estrechar la mano del maestro o al pedirle su autógrafo están de enhorabuena con este estreno.

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